A contracorriente

Un intelectual peligroso

Juan Carlos Monedero es, sin duda, un intelectual peligroso. Por sus ideas, por su forma de vida, por sus compromisos políticos. Hacen bien en atacarlo. Basta con decir que su libro, que plantea la necesidad de una política decente, ya está en su décima edición. ¡Un peligro! Aún más en tiempos de política poco decente y en un país en el que los jóvenes comienzan a cuestionarla. Un detonante, de hecho.

Pregúntenle a Rajoy y a Aznar, pregúntenle a Felipe González, pregúntenle qué les parece una política decente y verán en sus caras que plantear un tema así resulta indebido. Aún más, si cabe, en un momento tan delicado como éste, en que por mucho menos Angela Merkel se pone furiosa.

¿Para salvar a los bancos hay que echar a los que no cumplen con los pagos de sus hipotecas? ¿Cómo una política que se dice decente puede hacer algo así? Sólo un intelectual peligroso plantea temas peligrosos, cuestiones que no se pueden resolver de manera razonable y que no tengan que ver con la austeridad. Es un peligro hablar de hacer política de otra forma que se adecue a los estrechos márgenes de un tiempo de crisis y recesión.

No contento con eso, un intelectual peligroso como Monedero se pone a intentar explicar la Transición democrática española a sus papás —!pobres papás dejarse embaucar por un intelectual tan peligroso!— Como si ese tema ya no estuviera zanjado hace tiempo y, por supuesto, de la mejor manera posible.

Reabrir un tema así es absolutamente peligroso. La gente podría preguntarse qué sociedad es ésta que no da empleos, ni sueldos, ni casas a su gente. Solo faltaba que ahora empezaran a preguntarse si esta es una sociedad democrática o no, solo faltaba que se se vuelva a hablar de franquismo, de fascismo, a preguntarse: ¿Dónde estabas tu? ¿Qué hiciste? No, no, esto es muy peligroso.

Monedero es un intelectual peligroso que se merece todo el odio que la derecha pueda descargar sobre él. Dado que no tienen argumentos que puedan hacer frente a sus peligrosas ideas, sólo pueden echar mano del odio y la calumnia que el profesor se hizo el merecedor, puesto que sus ideas son incuestionables, peligrosamente incuestionables. Porque su vida es intachable.

Porque, si aún faltaba algo, ese intelectual peligroso es dirigente de la no menos peligrosa formación política Podemos. Pues, a fin de cuentas, todas las acusaciones que se vierten sobre él, ya se sabían antes. El hecho de que esté ayudando a construir una fuerza política que los pone a todos a temblar —hasta el punto de que nada menos que un Premio Nobel de Literatura dijera que la casta tiene que unirse para intentar frenar a Podemos– es lo que produce esa oleada de denuncias que intentan descalificar a ese peligroso intelectual. Si Podemos fuera algo intrascendente, una pieza mas en el tablero político, no tendrían el honor de ser merecedores del odio de la derecha española.

Juan Carlos Monedero es un intelectual peligroso, un hombre peligroso, un dirigente político peligroso, sobre todo para aquellos que temen que este mundo, en el que viven como privilegiados, sea cambiado, sea transformado profundamente. Para quienes buscan todos los días el modo de esconder sus escandalosos casos de corrupción. Para quienes pertenecen a este mundo viejo, peligroso para todos, menos para ellos.

Juan Carlos Monedero es un tipo peligroso. Sus adversarios lo saben y por eso lo atacan. Resulta peligroso, en especial para ellos.

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