A contracorriente

El retorno de un pasado derrotado

Los nuevos Gobiernos de Argentina y de Brasil retoman el discurso de la herencia maldita, de los arreglos que habría que hacer con respecto al modelo anterior que resultó ser un fracaso para ellos. Utilizan estos discursos como si de una estrategia de marketing se tratara para disimular la falta de alternativas y su previsible incapacidad para resolver las crisis de sus países. Justifican la dureza de los ajustes fiscales que pretenden imponer para arreglar las cuentas públicas que han heredado del fracasado modelo que se implantó antes de que ellos llegaran. 

Las modificaciones de ambos gobiernos no han alterado el periodo histórico que estamos atravesando. Al contrario, lo han reafirmado. Insisten en que la mejor alternativa a los gobiernos progresistas es el neoliberalismo que, a su vez, plantea la necesidad de retomar la construcción para la superación de este movimiento.

Los Gobiernos de Macri y Temer tratan de desprestigiar las conquistas de los anteriores mandatos, incluso las decisiones de sus ministros, para justificar su supuesto fracaso y retomar los ideales neoliberales. Asimismo, tratan de reinstaurar los consensos conservadores para olvidar las anteriores propuestas implantadas. Intentan partir de los problemas más recientes y proponer soluciones que ya han demostrado ser erróneas.

Ambos mandatos quieren privatizar empresas cuando Argentina conoce muy bien a lo que le ha llevado la pérdida de la autosuficiencia energética, con todas sus nefastas consecuencias, debido a la privatización de YPF. Brasil, por otro lado, sigue sufriendo las consecuencias de la venta,  a precios muy bajos, de las acciones de Petrobras, por parte de Cardoso, en la Bolsa de Nueva York.

Por experiencia, ya sabemos que los recortes en las políticas sociales han dado lugar al aumento de las desigualdades y a la miseria en nuestros países, como ya ocurrió en los años 90. También, la pérdida de los trabajos han causado el retroceso en los derechos fundamentales de los trabajadores.

Retomar las relaciones con EEUU en lugar de impulsar la integración regional y el intercambio Sur-Sur nos llevaría a la terrible situación que vive México. Un país que no ha mejorado su situación desde la aplicación del Tratado de Libre Comercio con EEUU y Canadá.

Por ello, frente a la experiencia neoliberal de los años 90, las propuestas de los gobiernos que los han sucedido han triunfado en las tres legislaturas sucesivas en Argentina y en las cuatro de Brasil. El pueblo ha demostrado, fehacientemente, que prefiere el modelo de desarrollo económico de la distribución de la renta en lugar del modelo de ajuste prioritario de las cuentas públicas, que implica la pérdida de derechos y la concentración de la renta.

No hubo un fracaso de ese modelo, ya que sacó a Argentina de la peor crisis de su historia, provocada exactamente por esas política neoliberales. En Brasil, Lula superó  la más profunda y prolongada crisis recesiva, generada por las políticas de Cardoso.

Así, los nuevos gobiernos de derechas pretenden retomar las viejas y fracasadas fórmulas del pasado, pero para ello, necesitan que el pueblo se olvide de que alguna vez no tuvieron éxito.

Al final de los gobiernos progresistas, Argentina y Brasil estaban mucho mejor que durante los gobiernos neoliberales. De esta forma, para superar la crisis actual, hay que avanzar, adecuando los aspectos del modelo que nos ha permitido superar esta situación generada por el neoliberalismo, y no retroceder a ese modelo, que es la principal causa de nuestros problemas.

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