A contracorriente

Lula: Más pueblo, más acusaciones

A lo largo de tres semanas, Lula protagonizó el más formidable proceso de movilización y de formación de conciencia política que el país nunca había visto con su primera caravana, hacia el noreste de Brasil. Una multitud de gente lo recibió en todas las nueve provincias de su región originaria, la que más ha cambiado a lo largo de los 12 años de gobiernos del PT.

Además de las 28 ciudades previstas originalmente, la caravana de Lula -con la que tuve el privilegio de viajar- tuvo que detenerse más de 50 veces, en medio de las carreteras, para que él se encontrara con la gente aglomerada espontáneamente que habían oído que Lula pasaría por ahí. Fueron finalmente cerca de 80 localidades en las que Lula tuvo que hacer 80 discursos, respaldado por el pueblo que lo queria tocar, hablar, oír, sacarse fotos con él.

Ocho de los nueve gobernadores de las provincias recorridas en la caravana fueron a buscar a Lula. Otros tantos políticos de derecha se pronunciaron ante su llegada, dado que nadie que esté en contra de Lula podría salir elegido en las próximas elecciones.

Mientras la prensa internacional noticiaba la consagración de Lula, la nacional censuró sus fotos rodeado de gente, porque no tenía nada que decir tras su fracaso al intentar destruir la imagen del ex-presidente. Alguna que otra noticia chocaba por su enfoque, pero no había nada que reflejara la grandiosidad del viaje de Lula.

Terminó el viaje "cansado, pero feliz", como él dijo. Pude constatar la felicidad con la que él enfrentaba el asedio popular y las demandas para que parase en todas esas localidades.

Se podían esperar reacciones de la derecha, después de su desconcierto y silencio frente al éxito de la caravana. De inmediato, aceleraron el juicio en segunda instancia contra Lula, ya condenado -aún sin pruebas, en base a convicciones e indicios- en primera instancia. Se dieron cuenta de que Lula seguirá con sus caravanas, anunciando las próximas para Minas Gerais y Rio de Janeiro, por lo que intentan condenarlo rápidamente.

A penas había terminado la caravana, con una inmensa concentración en la ciudad de San Luis, en la província de Maranhão, cuando la derecha desató su nueva ola de acusaciones contra Lula. Acusaciones por parte del hijo de la família Odebrecht, así como del ex-ministro de Lula, Antonio Palocci, que, después de estar preso durante un año con una larga condena a sus espaldas, ha decidido inventar acusaciones como le demandaban los jueces para mitigar su pena.

Los medios se valen de esas nuevas acusaciones para intentar borrar el recuerdo de los viajes de Lula, así como su censura durante la cobertura de la caravana. De nuevo anuncian la muerte política de Lula... De nuevo, sin pruebas. Solamente basándose en acusaciones de gente presa hace mucho tiempo, que cambia una reducción de la pena por declaraciones solicitadas por los jueces.

Cuanto más vivo se encuentra Lula en la memoria de la gente, más quieren los medios anunciar su muerte politica. El único líder politico que puede rescatar la credibilidad y la legitimidad del Estado brasileño es el más perseguido por los que han dado el golpe y buscan enterrar definitivamente la democracia en Brasil.

Las alternativas radicales que se presentan en Brasil  -consolidación del golpe o elecciones democráticas- definirán el futuro de país por mucho tiempo y afectarán al destino del continente. Estamos a 14 meses hasta la fecha prevista para las elecciones presidenciales. Es un cuenta atrás que tiene al pais en vilo, que alarga las ansiedades y tensiones de la más larga y profunda crisis de la historia brasileña.

Mientras tanto, Lula prepara las nuevas caravanas, con un recorrido por las províncias donde la izquierda ha triunfado en 2014: todo el noreste, Minas Gerais y Rio de Janeiro. Antes, irá de nuevo a declarar ante el juez Sergio Moro, el día 13 de septiembre. Un nuevo cara a cara que Moro intentó evitar, convocando a Lula para una declaración a distancia, dada la pésima experiencia que tuvo el 10 de abril, cuando por primera vez tuvo que encararle directamente.

Pero este apeló a su derecho de declarar personalmente e irá de nuevo a Curitiba, acompañado de un gran apoyo popular. Moro tendrá que encarar nuevamente la presencia, la fuerza moral, las palabras y los argumentos de Lula que, como siempre, han probado su inocencia frente a los que intentan culpabilizarle.

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