Tierra de nadie

La revolución perrofláutica

Si hiciéramos caso a Esperanza Aguirre, que es mujer intuitiva, tendríamos claro que el mundo está lleno de camorristas y de pendencieros, y que si esta panda de jacobinos se manifiesta hoy en más de 70 países para exigir más democracia y que la política deje de estar de rodillas frente a los mercados es porque están manipulados por siniestros líderes perroflautas que albergan la idea de dar golpes de Estado a tutiplén, ya sea en Estados Unidos o en la Polinesia francesa.

Afortunadamente, aquí a los del 15-O les hemos visto llegar de lejos, concretamente desde el 15-M, y, por si fuera poco, la propia Aguirre vigilaba sus tiendas de campaña desde su despacho de la madrileña Puerta del Sol por había que llamar a la Legión. Por eso, se ha reaccionado a tiempo. A sus demandas de no ceder a la presión de los capitales se ha respondido con premura, modificando la Constitución en una sobremesa para que en la disyuntiva de elegir entre pagar al fondo de inversión de Abu Dhabi o la operación de cadera de la abuela no nos sintamos influidos por las canas o por falsos sentimentalismos.

Lo de cambiar la ley electoral para que no haya votos que valgan más que otros también va camino de resolverse. Se tiene intención de cambiarla, sí, pero para reducir el número de diputados y evitar que las minorías prolonguen innecesariamente los debates del Congreso con su cháchara baldía. Con el dinero negro de los paraísos fiscales se ha sido inflexible: que compren deuda pública si quieren pero nada de tributar por las plusvalías como estaría obligado a hacer cualquier persona decente. La reclamación de que la dación de la vivienda saldara las hipotecas se ha resuelto aumentando los desahucios. Y finalmente, se acaricia el remedio definitivo a los bonus de entidades financieras en pérdidas: volver a recapitalizarlas con dinero público para que no tengan pérdidas.

Se han dados pasos importantes para demostrar que la revolución perrofláutica es un simple delirio de vagos, maleantes y parados, que pueden ir a protestar porque les pagamos un subsidio. Estarían locos si hoy se manifestaran con ellos.

Más Noticias