Tierra de nadie

La modestia de Elena Salgado

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha venido a reconocer ahora lo que resultaba para muchos una evidencia palmaria, esto es que suprimir el Impuesto del Patrimonio fue un error, atribuible en su opinión a que el Gobierno no previó el alcance de la crisis. Tal interpretación, no obstante, es bastante generosa, ya que si algo se deduce análisis de las principales iniciativas fiscales tomadas por el Ejecutivo desde su llegada al poder es que toda su política tributaria es una disparatada cadena de errores.

En 2006 se reformó el IRPF de manera innecesaria para reducir del 45 al 43% el tipo máximo del impuesto, lo que favoreció a las rentas más altas; se redujeron a cuatro los tramos, con lo que se mermó su progresividad; y se amplió a 9.000 euros el límite exento. ¿Que cuál era el objetivo? Pues demostrar que los socialistas también sabían bajar impuestos, porque el consumo funcionaba bien y poner más dinero en circulación sólo podría recalentar la economía y generar más inflación, como efectivamente ocurrió.

A este dislate le sucedió la famosa devolución lineal de los 400 euros, recientemente eliminada, lo que demostró que no se pensaba en la fiscalidad como un instrumento para redistribuir la riqueza, corregir las desigualdades y orientar la actividad económica, sino como una forma de ganar votos. Llegó después la ya citada supresión del Impuesto del Patrimonio, otro guiño a los más pudientes, mientras se elevaban los impuestos especiales y escuchábamos a Salgado explicar que las Sicav de los más ricos debían tener un trato privilegiado para que no colocarán su capital fuera de España.

Metidos en la crisis, había una oportunidad para revisar en su totalidad un modelo injusto, en el que la fiscalidad de los asalariados, que representa la mitad de la renta nacional, sufraga el 90% del gasto público, mientras que la inmensa mayoría de los empresarios tributa como mileuristas. Ni hubo tal reforma ni llegó a plantearse la introducción de un nuevo tipo máximo del IRPF del 50%, como hizo Gordon Brown en Gran Bretaña para las rentas más elevadas; en vez de eso se prefirió subir el IVA, que es tan de izquierdas que afecta de igual forma a millonarios y vagabundos. ¿Un error dice Salgado? Lo de esta mujer es de una modestia clamorosa.

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