Tierra de nadie

Los piratas del Índico

En Somalia hay piratas, eso está claro. Unos han cambiado el parche en el ojo y la pata de palo por ametralladoras y lanzagranadas, y en vez de un loro en el hombro llevan un GPS; otros, pescan. Hoy toca hablar de los primeros porque han secuestrado a un atunero, de nombre Alakrana, y retienen a los 36 tripulantes, 16 de ellos españoles. En Somalia, un país hambriento y anárquico, no se pesca una sardina porque 800 buques de todas las nacionalidades echan sus redes en las llamadas aguas internacionales y arrasan con todo bicho viviente, mientras los que no pescan se limitan a vaciar en sus costas los desechos tóxicos de sus bodegas. El Alakrana es un moderno atunero con la eslora de un campo de fútbol y con capacidad para almacenar 2.686 metros cúbicos de pescado, o sea, la leche. Faenaba legalmente, huelga decirlo, en aguas internacionales.

A la miseria de Somalia es mejor no referirse porque es un tema aburridísimo y, además, si sus habitantes no pueden comer pescado, que se hagan espaguetis. Así que lo importante está en dilucidar si el Gobierno defiende bien a los nuestros mandando fragatas a la zona o si, como afirma el PP y el PNV, es el culpable del abordaje por no repartir a la infantería de Marina por la cubierta de los pesqueros para defenderlos a tiro limpio si es necesario. Tras clamar por la expulsión de los militares de Euskadi, es de reseñar el descubrimiento de esta nueva función del Ejército por parte del nacionalismo vasco: si no puede ser una ONG, que al menos haga de Prosegur, sobre todo si el barco está matriculado en Bermeo.

Más aún, cámbiese la ley, si es que no lo permite, y extiéndase los efectos de la custodia a otros sectores económicos. Si un empresario viaja a Marruecos a hacer negocios, que curse la instancia y exija dos legionarios, que allí se les teme; si el destino son las selvas colombianas, un par de boinas verdes; y si hay que infiltrarse en mercados muy proteccionistas, nada mejor que la Bripac. Con el tiempo, podrá ampliarse la protección al gremio de joyeros o de taxistas, muy perjudicados por la inseguridad ciudadana.

Volviendo al Alakrana, sólo queda pasar por caja para liberar a la tripulación, al estilo del Playa de Bakio, salvo que al Gobierno le dé por emular a Obama y mande a los GEO al rescate. Un final feliz es preferible a uno de película, aunque la película sea de piratas.

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