Tierra de nadie

La cadena humana del PP

Ante las acusaciones de financiación ilegal en el PP se apoyan todos y eso, como muy bien ha dicho Camps, es muy bonito. Pruebas de la lealtad entre populares las hay a montones, aunque la más obvia ha sido la enternecedora declaración del ex ministro Juan Costa hacia su hermano Ricardo, dos almas gemelas unidas por su adición a Ralph Lauren y por el abundante uso del "o sea" como locución conjuntiva. "Ha actuado siguiendo, de una manera muy correcta, las políticas y las decisiones del partido", ha dicho. O sea, que era un mandado.

En tiempos como el actual es muy de valorar esta unión ante la adversidad, que es donde se hacen visibles los amigos de verdad. Estamos ante una cadena de apoyos que deja pequeña la que formaron los países del Báltico para pedir la independencia de la URSS. Es como un ADN helicoidal repleto de genes perseguidos por un malvado científico llamado Rubalcaba, que los mira al microscopio.

Tomemos un fragmento de la cadena para comprobar que, de momento, no hay fisuras: Carlos Fabra, mártir de la lentitud judicial, apoya a Juan Costa, que para eso lo puso de diputado por Castellón; Juan apoya a Ricardo, quien nunca creyó que el vicepresidente valenciano Rambla tuviera que dimitir antes que él y, por tanto, le apoya; Camps, que está muy contento, apoya a los dos; Cospedal apoya a Camps, aunque sea porque no tiene más remedio; Rajoy apoya a todos, por mucho que las sospechas de corrupción salten de comunidad en comunidad; y el conjunto apoya a Rajoy, quien, además, sube en las encuestas. Es bonito, se mire por donde se mire.

Sería de lamentar que esta inmensa expresión camaradería pudiera esfumarse al ceder un eslabón, porque débiles hay en toda organización. En las figuras de dominó, basta que alguien empuje una ficha para que el resto se derrumbe. Y entonces, quién sabe, Ricardo Costa podría decir que Camps lo sabía todo y que le pierden sus amiguitos del alma; y Camps se pondría triste y dejaría de apoyarle por ingrato; y Cospedal explicaría que nunca le gustó Camps pero que se debía a Rajoy; y Rajoy se abrasaría la mano; y el resto, empezando por Esperanza Aguirre acusaría a Rajoy de ser un flojo manco, y así. Tambaleándose pero en pie seguiría Fraga, el único capaz de reconocer que Rajoy no pita y que en Valencia "hay problemas importantes". Y empezaría otra cadena: Fraga apoya a Gallardón y...

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