Tierra de nadie

Cajamadrid y la banca pública

La despolitización de las cajas de ahorro es una vieja cantinela que proponen con la boca pequeña los partidos que quieren mangonear en ellas y los actuales responsables de las entidades, quienes, curiosamente, llegaron a su puestos gracias al dedo de los políticos y, una vez instalados, los harían vitalicios. En Cajamadrid la despolitización se ha traducido en una reyerta por la presidencia en la que pugnan algunos de estos grupos: el PP de Aguirre; el de Rajoy; los abogados de Gallardón; los de Blesa, que lleva doce años en el sillón porque era amigo de Aznar y ahora se cree Rothschild; el PSOE de Madrid; el de Ferraz; CCOO de Madrid; su sección de banca; y la UGT, entre otros. Todos ellos desean fervientemente una caja eficiente, profesional, independiente y, por supuesto, despolitizada.

El sainete de Cajamadrid, donde un día se hace presidente a De Guindos, otro a Rato, al siguiente a Pizarro y los más a Nacho González, el edecán de Doña Esperanza –cada uno con sus correspondientes vices socialistas-, debería echar el telón en noviembre, cuando se renueve la mitad del consejo y se elija mandamás. Se consumará entonces la añorada despolitización, que consiste en que el elegido regará con manga ancha a quienes le han propuesto y cortará el grifo a los perdedores, no sea que se deterioren los ratios de solvencia. Si esto último sucediera, tampoco pasaría gran cosa, porque para eso están los 90.000 millones que hemos puesto entre todos para rescatar a cualquier banco o caja despolitizada en apuros.

Como aquí somos muy liberales y el nuevo socialismo se da por satisfecho con que los homosexuales puedan casarse, a quienes han propuesto convertir las cajas de ahorro en una potente banca pública que dé liquidez a las empresas y a las familias en vez de especular con el dinero gratis que proporciona el BCE se les toma por locos.

En países como Israel la crisis financiera ha pasado de largo porque buena parte del capital de los bancos es del Estado, el control de sus reservas es estricto y no se invirtió en hipotecas basura para acrecentar la fortuna de los directivos. En Gran Bretaña, el nacionalizado Northern Rock está siendo el instrumento para facilitar los préstamos que la banca privada se niega a conceder. En España, en cuanto despoliticemos las cajas, nos ponemos a ello.

Más Noticias