Tierra de nadie

La última y nos vamos

A Ignacio Uriarte, diputado del PP y presidente de Nuevas Generaciones, le han pillado cocido después de embestir con su coche con las primeras luces del alba a otro vehículo parado en un semáforo. Nadie resultó herido. Uriarte aún no ha cumplido 30 años y es obvio que se le fue la mano con el gin-tonic. A veces, ocurre. Hace algo más de dos años le pregunté en una entrevista cuándo había sido su última resaca. "Pues creo que hace un mes", me dijo. Tras destaparse el incidente, ha dimitido de la comisión de Seguridad Vial del Congreso, pero hay a quien le sabe a poco y exige que renuncie a su acta e ingrese en un convento. Este es un país de pecadores muy santos que hacen cola para tirar la primera piedra.

Conducir beodo está muy mal y merece el oprobio general aunque el de la tajada no alcance un tasa de alcoholemia delictiva ni cause daños personales. El Supremo le retirará el carnet y le multará con arreglo a la ley, lo cual es más justo que fusilarle al amanecer. Nadie perdería su trabajo por un suceso similar y sería exagerado pedir al diputado bacante que renuncie al escaño.

El problema es que el PP ha sido muy poco comprensivo en casos semejantes. Sirvan estos ejemplos: en febrero de 2007, un teniente de alcalde de Leganés (Madrid) se tomó parte de la cosecha del año y se llevó por delante a otro coche en una rotonda; el PP pidió su dimisión; en mayo de 2008 el alcalde de Trujillo (Cáceres) se bebió la otra parte, como se comprobó en un control de tráfico, y fue condenado a trabajos sociales y multa de 2.700 euros; el PP exigió su renuncia; el 17 de febrero de este año, la Policía detectó que el gerente de la Sociedad de Servicios del Principado de Asturias había bebido bastante, incluida el agua de algunos floreros; el PP pidió que se le mandara a su casa sine die para que se recuperara de la resaca. Días antes había dimitido el alcalde de Siero tras de estrellar su coche oficial a la vuelta de una noche loca en las fiestas de un pueblo ¿Qué que dijo que el PP? Pues que Siero se merecía un alcalde que no se saliera de la carretera. Y así.

Cospedal ha terciado en defensa de Uriarte con el argumento de que lo suyo ha sido un error humano y que es una exageración que se pida su dimisión como diputado. De acuerdo. ¿Y lo del resto? ¿Se equivocaron también o es que su forma de trasegar era inhumana? Que nos lo explique.

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