Tierra de nadie

Otra clase magistral del Financial Times

Mientras los chicos de la prensa andábamos a verlas venir, el señor corresponsal en España del Financial Times, Víctor Mallet, publicaba este domingo otro de sus entregas en la que recomendaba al Gobierno que, por nuestro bien y por el del euro, aplicará su plan de ajuste, aunque a estas alturas, según afirmaba, su credibilidad sea entre escasa y nula. Mallet conoce el tema al dedillo porque en los últimos meses escribe siempre el mismo artículo. Lo suyo es a la prensa económica lo que el bolero de Ravel a la música: una melodía obsesiva en do mayor repetida una y otra vez.

A este hombre hemos tenido que hacerle algo en el año y medio que lleva entre nosotros. O le hemos rayado el velero con el que surca los mares en su perfil de Facebook o un taxista desaprensivo le ha timado al llevarle a su casa desde el aeropuerto. Puede, incluso, que todo se reduzca a una cuestión editorial, porque hace diez años publicó un libro sobre el derrumbe de las "economías milagro" asiáticas y quizás pretenda escribir ahora una segunda parte y darnos el papel protagonista. El caso es que no hay crónica de Mallet que no incluya una frase similar a ésta: "Las perspectivas inmediatas de España son pésimas". Con razón nadie pensó en él para la campaña estosololoarreglamosentretodos.org.

El adelantado del FT es de los que cree que nos equivocamos con nuestro modelo autonómico, que es muy caro, y nos hace pagar la penitencia de no haber preguntado antes a su periódico qué estructura territorial era la que nos convenía. Preocupado porque, a su juicio, el idioma catalán frena las inversiones, Mallet se hizo eco del ya clásico España se rompe, utilizando como únicas fuentes de autoridad a Luis María Anson y a Fernando Savater, dos de las miradas más objetivas del país sobre esta cuestión. Lo que aún no ha logrado explicarse es cómo los restaurantes siguen llenos pese a la que está cayendo, pero predice que a finales de año ya no tendremos problemas para encontrar mesa.

Un periodista ha de tener libertad para publicar lo que le venga en gana pero se supone que su visión no puede estar distorsionada porque algunos ministros no se le pongan al teléfono. Al FT, insiste Mallet, no le gusta ningún nacionalismo, pero se nota que el diario lleva mal que empresas españolas compren bancos, telefónicas o aeropuertos cerca del Támesis. Debería hacérselo ver.

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