Tierra de nadie

Se vende la isla de Perejil

Dos lumbreras parlamentarias alemanas, una liberal y otra cristianodemócrata, han encontrado la fórmula mágica para que Grecia sortee la bancarrota y consiga salir de la crisis. Sugieren que el primer ministro Papandreu llame a Gilmar y ponga en almoneda algunas de las propiedades del país, especialmente sus islas deshabitadas. Lo cierto es que Grecia posee 6.000 islas e islotes repartidos por el Egeo y el Jónico, pero sólo en 227 se puede comentar con un nativo las excelencias del yogur nacional. Dispone por tanto de 5.700 locales rodeados de agua que podría sacar al mercado en venta o en alquiler, y si ni así salen las cuentas siempre habrá algún rico dispuesto a comprar el Partenón que, roto y todo, es capaz de dar un toque clásico a cualquier jardín.

La idea es perfectamente trasladable a España como parte de la estrategia de ajuste para reducir el déficit, ya que si de algo vamos sobrados es de experiencia inmobiliaria. Siempre podremos despachar Perejil a Marruecos, que sabemos que le gusta a Mohamed VI, o montarle a Obama un leasing con las Chafarinas, famosas por su penal, ahora que va a desmantelar Guantánamo. Eso sí, hay que desterrar la idea de colocar las Baleares a los alemanes, porque ya las han ido comprando a trozos, y lo que queda por recalificar está pendiente de que Unión Mallorquina se refunda y elija al sustituto de María Antonia Munar.

Sacar a subasta lo público en momentos de dificultad empieza a ser costumbre por estos pagos. El problema es que cada vez queda menos que adjudicar desde que el PP, cuando gobernaba, se inventó aquello del capitalismo popular, que consistía esencialmente en sacar a bolsa las joyas de la Corona y situar al frente del negocio a un amigo de Aznar, de Rato o de Pizarro para que se lo llevara crudo, o poco hecho si no era avaricioso.

Ayer supimos que la crisis no ha afectado por igual a todas las autonomías y que Aragón y Cataluña han sido las comunidades con las que más se ha ensañado. Los aragoneses se adelantaron a Grecia pero, en vez de vender Los Monegros al mejor postor, se dejaron convencer por unos croupiers que les prometieron construir Las Vegas y ya sufren sus trampas. Lo de Cataluña es otra historia. Como no tiene desierto, podría sacar una pasta por Messi. Enajenemos nuestros activos. Así se levanta el país.

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