Tierra de nadie

Las palomas mensajeras y otros anacronismos

Antes de que se le acuse de maltrato animal y algún Parlamento monte un debate público con partidarios y detractores de la colombofilia, el Ejército ha decidido desmilitarizar a las palomas mensajeras y reincorporarlas a la vida civil. Al parecer, las palomas mensajeras empezaba a hacer la mili al salir del cascarón y si no iban uniformadas era porque la guerrera es muy molesta cuando se vuelan largas distancias con un papel atado a la pata. Los militares han pensado que sus servicios ya no tienen interés para la defensa nacional, especialmente desde que se inventó el correo electrónico, que es mucho más limpio y no come alpiste. Prescindir de las palomas es un signo de los nuevos tiempos.

Vivimos en un país moderno en que, sin embargo, persisten otros anacronismos inexplicables. Es perfectamente posible, por ejemplo, que un político censure las fotos de una exposición para no molestar a su jefe, como ha ocurrido en Valencia, y que quien dimita sea el director del museo del que se descolgaron las imágenes y no el diligente censor de las mismas. Es anacrónico y un poco estúpido, porque las noticias ya no llegan por paloma mensajera y cualquiera ha podido ver en gran formato lo bien que le sientan a Camps los trajes o cómo Rita Barberá le protegía la cabeza al entrar en el coche, igual que haría cualquier policía con un delincuente común.

Estamos a la vanguardia de los derechos, pero cada año hay que recordar que las mujeres siguen cobrando un 25% menos que los hombres, y eso con Ministerio de Igualdad o sin él, lo cual, además de anacrónico es una vergüenza. Cuando se trata de mujeres, lo extemporáneo sigue siendo tan fácil de detectar como cuando en las películas de romanos salía un centurión con un casio en la muñeca; ahora el que sale por televisión es Mayor Oreja diciendo que el aborto es propio de bolcheviques, y notamos enseguida el gazapo temporal porque se le ve en color y no en el blanco y negro del NO-DO franquista.

Eso no quita para que haya gente confundida. Mientras el Ejército jubila a las palomas porque es consciente de que hemos entrado el siglo XXI, la CEOE quiere conducirnos al futuro con contratos inspirados en la Primera Revolución Industrial. Sería bueno parar esta alocada máquina del tiempo antes de que alguien termine haciéndose daño.

Más Noticias