Tierra de nadie

La reina de la equidad

Entrevistada por este diario, Elena Salgado ha dictado una clase magistral sobre fiscalidad, cuyo revolucionario contenido sólo puede entenderse por el estrés de la crisis, que embota mucho los sentidos, o por un inconfesado sentido del humor de la vicepresidenta económica. Dos de sus reflexiones merecen especial atención; a saber: el Gobierno suprimió el impuesto sobre el Patrimonio por razones de equidad, y no merece la pena subir los impuestos a los ricos, porque son pocos y el efecto recaudatorio de la medida es pequeño.

Según la idea de la equidad de Salgado, si una comunidad se dispone a erradicar un tributo, la única forma de evitar una injusticia al resto es que el Estado prescinda de él. En consecuencia, si una autonomía decide aliviar la carga fiscal de sus contribuyentes, nadie ha de quedar atrás. De acuerdo a ese criterio, lo lógico sería extender a todo el país las normas que rigen en el País Vasco y Navarra, cuya presión fiscal es notablemente inferior a la media. ¿No se merece un andaluz el mismo trato que un navarro? Pues ya estamos tardando.

La supresión del impuesto del Patrimonio, pensada para que Esperanza Aguirre no se apuntara un tanto electoral, fue tan surrealista que el Estado compensó a las autonomías por la pérdida de ingresos, incluida Madrid, que pensaba eliminarlo. Si lo que se quería era aliviar la carga de las clases medias, hubiera bastado con elevar su mínimo exento. La eliminación volvió a beneficiar a las SICAV de las grandes fortunas, que tributaban al 2,5% por este concepto y dejaron de hacerlo. Claro que, con el razonamiento de Salgado, si aumentar la tributación de las clases altas no tiene efectos visibles en la recaudación, bajar la imposición de los ricos tampoco es dramático.

Opina Salgado que la izquierda socialista, o sea la suya, hace la redistribución fiscal por la vía del gasto, y no por la del ingreso. Es decir, que no pasa nada porque los ricos no aflojen más, ya que, a fin de cuentas, no nos iba a solucionar gran cosa, a diferencia de lo que ocurre con el IVA. Me ha recordado una viñeta de Cesc, incluida en una recopilación que acaba de publicar DeBolsillo. Un niño camina con su padre y le pregunta: "¿Impuestos indirectos son aquellos que pagan los obreros por cuenta de los empresarios?". Lo dicho, de chiste.

Más Noticias