Tierra de nadie

Obama, Rajoy y el terrorismo como excusa

Tan sorprendidos como lo estaba el capitán Renault de Casablanca de que el café de Rick fuera un antro de juego, los países occidentales se han quedado estupefactos ante la confirmación de que los chicos Bond de EEUU espían a diestro y siniestro, indistintamente y sin remilgos. Sus asombrados gobiernos, algunos de los cuales habrían aceptado que les chequearan su propia próstata a cambio de compartir la información obtenida de otros pacientes, se han indignado hasta el paroxismo, especialmente la canciller Merkel, que si se libró de que fueran interceptados sus guasap era porque tenía un Nokia de medio pelo que sólo enviaba sms.

El espionaje masivo ha revelado que, con la excusa del terrorismo, el gran hermano americano lo ha escuchado y leído todo, especialmente la información relevante que tiene que ver con cuestiones políticas internas, relaciones internacionales y operaciones empresariales, toda una demostración del fraternal afecto y la confianza que el Imperio deposita en sus presuntos aliados.

En la medida en que EEUU ha espiado a todo lo que se movía, la gran preocupación del Gobierno del PP fue durante un tiempo que las ‘antenas’ de la NSA hubiesen ignorado al país y a su presidente, que moverse, lo que se dice moverse, sólo lo hace en defensa propia y cuando ha de darse la vuelta en la siesta. La confirmación de que España también ha sido objeto del espionaje ha venido a tranquilizar al Ejecutivo, especialmente al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien tras proclamar que España y su recuperación económica, era "el ejemplo del mundo" se habría sentido muy decepcionado ante semejante indiferencia.

El alivio experimentado explica la manera en la que se ha convocado al embajador de EEUU, James Costos, quien supuestamente debía dar explicaciones y escuchar la gran indignación de nuestros gobernantes. Se le dispensó de acudir a la cita el viernes porque el diplomático estaba en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias y privarle de canapé habría sido de una descortesía incalificable. El sábado era un día malísimo porque el Ejecutivo se iba a la boda del hijo del editor José Manuel Lara y por la tarde echaban el Barça-Madrid por la tele. Y el domingo es del día del Señor y se descansa. La posibilidad de que Rajoy telefoneara a Obama, como hizo Merkel, ni se ha planteado porque las conferencias son carísimas y el presidente es muy austero.

Así que la cosa se aplazó hasta el lunes. Descartada la visita a Moncloa, el ministro Margallo insinuó que sería él quien le cantara las cuarenta al yanki, ocultando que hoy estaría en Polonia. Se pensó luego en el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, quien lamentablemente se ha ido al Golfo de gira. Así que el trámite ha recaído en el secretario de Estado para la Unión Europea, Iñigo Méndez de Vigo, aunque dada la importancia que se ha concedido al encuentro éste hubiera podido delegar perfectamente y sin que se notara en alguna de las señoras de la limpieza del Palacio de Santa Cruz, sede de Exteriores.

La primera conclusión a la que lleva esta fingida protesta y con la boca pequeña es que, siendo objeto del espionaje, España vuelve a tener un papel en la historia, como pretendía Aznar, y ello gracias a EEUU, un amigo que puede leer los sms de Rajoy a Bárcenas porque hay confianza y punto.

Pero debe de haber también una razón de solidaridad, habida cuenta de que si alguien puede dar lecciones sobre el uso el terrorismo como coartada para alcanzar otros fines ese es el PP, primero para ganar las elecciones y ahora para no perderlas. Las descalificaciones que los dirigentes de la derecha han lamzado contra la sentencia del Tribunal de Estrasburgo sobre la doctrina Parot, cuyo fallo daban por hecho hasta los juristas más cercanos a la causa, son tan patéticas como las declaraciones de amor que Obama dedica a cada líder europeo que le llama para quejarse de su vigilancia.

Las víctimas de ETA que ahora insultan a Rajoy deben saber que el presidente está con ellos, aunque llueva mucho en Madrid. Y si para demostrarlo y para que dejen de llamarle traidor en sus concentraciones hay que hacer diputada a la presidenta de la AVT, como parece que está previsto, se le pone escaño y en las filas de abajo, que se ve mejor. Todo por la causa.

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