Tierra de nadie

Sánchez consuma la 'operación paramecio'

Pedro Sánchez será un memo pero es de los que aprenden rápido. Apenas dos semanas después de descubrir que intentaban hacerle la cama en el PSOE, el nuevo secretario general se ha puesto a ensayar la técnica del embozo con Tomás Gómez, y al no encontrar una cabeza de caballo de su gusto ha optado por dejar sobre el Pikolín la del propio dirigente regional, que –todo hay que decirlo- la tenía casi a estrenar en lo que a gestión inteligente del partido en Madrid se refiere.

A Sánchez le han fallado las formas y no se ha preocupado de la sangre, que lo pone todo perdido y deja manchas muy difíciles de limpiar. Pero al tiempo ha mandado un mensaje sobre quién manda en el PSOE, al menos hasta las autonómicas y municipales de mayo, que es cuando tendrá que mirar su propia almohada para ver si sus colegas le han dejado también un recadito.

Se dirá que está muy feo sacrificar a sus teóricos fieles, aunque ya se sabe que la carne de cañón es una expresión que se basa en hechos reales. Y se dirá también que está por ver que el tranvía de Parla y su sobrecoste fuera a arrollar a Gómez, pese a que traqueteaba en su misma dirección, o que sería injusto culparle de que su mano derecha y sucesor en el Ayuntamiento de esa localidad, José María Fraile, haya terminado imputado en la Operación Púnica por corrupción. En lo que existía amplio consenso, sin embargo, es que una candidatura encabezada por Tomás Gómez no tendría ninguna posibilidad ante una lista integrada exclusivamente por cabras montesas.

En definitiva, si la política es el arte de lo posible, lo de Gómez y ese carisma suyo similar al de un paramecio era imposible de todo punto. Al ya exsecretario regional hay que reconocerle una capacidad de supervivencia orgánica fuera de lo común y un control de la estructura superlativo, debido en parte a que la jibarización del PSM había alcanzado un punto en el que existía el riesgo de que alguna peña del Atlético de Madrid le superara en afiliados. Lo que es muy útil para mantener un sueldo al mes no sirve para ganar elecciones.

Del dolor de Gómez por el atropello –que lo ha sido y con el semáforo en verde para los peatones- todo el mundo se hará cargo, pero abre alguna posibilidad para Sánchez y para el propio PSOE, que caminaba hacia la insignificancia al paso de la oca. El secretario general ha entendido que si ha de jugarse el cargo en unas elecciones a las que no se presenta prefiere ser él quien se equivoque, incluso a costa de tener que enviar a un cerrajero a cambiar las cerraduras de la sede madrileña para evitar un encastillamiento.

Es posible que a partir de ahora se inicie un proceso ruidoso de reclamaciones internas y hasta judiciales pero lo probable, toda vez que será la gestora de Sánchez la encargada de hacer las listas electorales, es que quienes ayer se conmovían por Gómez dejen de agitarse con la esperanza de no salir movidos en la foto. Entre ellos, estará sin duda el candidato a la alcaldía, Antonio Miguel Carmona, que ayer besaba al caído pero al que le será aplicable más pronto que tarde una frase de Bono sobre Gallardón cuando, siendo alcalde, Rajoy le impidió ser diputado: "Alberto es como esa viuda a la que, pasado el óbito, se le olvidará llorar". De sus manos, mejor no hablar.

Más Noticias