Tierra de nadie

El rey puede dar la puntilla a Rajoy

La resaca del primer y fallido intento de investidura de Pedro Sánchez nos ha traído la noticia de que Rajoy, celoso del "rigodón" a dos tiempos del líder del PSOE, pretende marcarse un agarrado con él la semana que viene, una vez que la pista quede libre este viernes tal y como está previsto. A Sánchez han debido de verle maneras para la danza porque también Podemos ha reclamado figurar en su carnet de baile, pese a los sañudos pisotones que Iglesias le propinó en su minué de este miércoles.

El carnet del baile se puso de moda en el siglo XIX y ofrecía una información esencial sobre el estado civil de quien lo portaba. Si era de nácar, tal y como esperan sus dos pretendientes, indicaba soltería. El azabache era signo de viudedad y el marfil se lo reservaban los que ya habían pasado por la vicaría. Lo probable es que sea éste último el que exhiba el socialista, que lo suyo con Rivera dicen que va en serio aunque no se den un pico en el hemiciclo y romper tan pronto el matrimonio le granjearía fama de casquivano.

A Rajoy, que nunca ha sido Tony Manero aunque se creyera el rey del mambo, le han entrado ahora las prisas por demostrar su estilazo, por eso de que aspira a que el jefe del Estado le confíe a la segunda las llaves de la discoteca. El presidente en funciones es feo pero tiene mal tipo y de ahí que intente a la desesperada demostrar que, si se lo propone, él también puede dar algunos pasos acompañado, preferiblemente si es un chotis por eso de que no implica mucho movimiento.

Para el del PP es vital – y nunca mejor dicho- demostrar que no está muerto, que es como le ven los extraños y muchos de los propios, hasta el punto de que quien podía atreverse a ensayar con él en la pista, o sea Rivera, ha dicho que el fiambre apesta y ha aconsejado a sus deudos que le den cristiana sepultura.

El muerto se resiste, claro, y de hecho confía en hacer un Cid en una eventual repetición de elecciones. Para conseguirlo, debe mantenerse sobre el caballo dos meses con la tizona en la mano y haciéndose el vivo para disimular. Aun con pinzas en la nariz, lo probable es que todos en el PP se disfracen de Juana la loca, y acepten sin más que si Rajoy parece inanimado es porque ha vuelto a quedarse dormido, su estado habitual, por otra parte.

Para que el engaño funcione es necesario que el rey participe de la ficción. Si tras la nueva ronda de consultas que el monarca iniciará para proponer a un nuevo candidato a la presidencia, Rajoy no es el elegido, algo que no es en absoluto descartable, Zarzuela habrá expedido su certificado de defunción tras darle la puntilla. Fin del baile. Lo que no está tan claro es que descanse en paz.

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