Tierra de nadie

Esperando a Pedro Sánchez

Cerca de 70 cuadros del PSOE participaron este martes en Madrid en una plegaria colectiva para pedir a Pedro Sánchez que les envíe alguna señal, aunque sea desde el cielo del ciberespacio, e implorarle que no les abandone en el valle de lágrimas en el que se ha convertido el partido. La feligresía cree haber encontrado finalmente al Moisés que le llevará a esa tierra prometida de arroyos y fuentes en el que la militancia beberá democracia interna y hasta se duchará con ella, pero el guía está desaparecido, ya sea porque se ha cansado de tanto desierto o porque el Peugeot con el que iba a recorrer las dunas llevando la buena nueva no termina de pasarle la ITV.

Los movimientos de Sánchez y de los suyos son seguidos muy de cerca por gran parte de los sumos sacerdotes de la casa, que se han hecho con el sofá y con el mando a distancia de la televisión y, por indicación de los viejos dioses, que están haciendo un papelón divino, se han puesto a adorar a un becerro de oro que lleva puesto un vestido de faralaes. A los egipcios del PP ni les ha hecho falta ahogarse en el Mar Rojo persiguiendo a los socialistas porque les tienen donde querían, y de vez en cuando el adelantado Antonio Hernando y el obispo Javier Fernández visitan la pirámide para firmar algún acuerdo y demostrar a la parroquia que la religión del ‘no es no’ era una moda pasajera.

La profecía se ha venido cumpliendo de forma inexorable. Una vez tomado el templo, los amotinados se tomarían el tiempo necesario, incluso todo el del mundo, para que Sánchez fuera un lejano y neblinoso recuerdo. Y así está siendo. La estrategia está contando con la colaboración del afectado, del que dicen que está depre porque algunos de sus colaboradores más estrechos ya no le rezan y se han puesto a buscar como locos un sustituto que, sin ser tan alto y tan guapo, les asegure la supervivencia y el machito. Pastoreado por Rubalcaba, el elegido para esta tercera vía sería Patxi López, del que dicen que está escribiendo un libro donde enseñará sus cartas, pero el libro no acaba de llegar a la imprenta porque el negro se habrá tomado vacaciones en Navidad.

Se trataría en cualquier caso de un nuevo enjuague, donde lo probable es que López pactara con la encarnación andaluza del becerro algún tipo de bicefalia, en un gesto que trataría de mostrar que el partido vuelve a estar unido y, de paso, evitaría unas primarias que carga el diablo. Esa es la partida de póquer que ahora se juega y en la que se ignora si Sánchez se ha levantado de la mesa, pretende ir de farol o tiene guardado algún as en la manga. Con Borrell, que parecía ir de pareja en la partida, no se cuenta desde que un extraño fondo de inversión le levantó los ahorros y ya no tiene con qué cubrir la apuesta mínima.

Sea como fuere, la esperanza de que el PSOE pudiera representar en algún momento la voz de su militancia se ha desvanecido por completo. El partido está concebido para que manden los barones y las sultanas y lo único que han conseguido las primarias con su elección directa del secretario general es introducir una ligera distorsión, nada que unos conjurados con sus dagas no puedan remediar en unas escaleras.

Se trata de una estructura clientelar que se retroalimenta. Los líderes provinciales obtienen su cargo tras repartir o prometer prebendas entre unos delegados que, una vez en nómina, serán quienes encumbren a los dirigentes regionales, quienes a su vez los usaran para repartirse la tarta de los congresos nacionales y poner el pie en la Ejecutiva Federal. Es más, si por una extraña pirueta del destino Sánchez regresara a la secretaría general nada habría cambiado. A su alrededor seguirían los que le mataron meses atrás con la intención de repetir su proeza. Para acabar con este feudalismo de salón sería necesario algo parecido al suicidio de las Cortes franquistas, pero, como es de suponer, ni los Puig, ni los Fernández, ni las Susanas aceptarían de buen grado el haraquiri.

Inasequibles al desaliento, los fieles siguen rezando para que Sánchez se presente a las primarias, lidere un "equipo plural representativo" y reconstruya la unidad, que es otro imposible metafísico. Como señal inequívoca de que ha escuchado la jaculatoria, Pedro el Breve ha dado al botón de retuitear. Tratando de salvarse a sí mismo, ha conseguido por fin ser un líder adorable. Los presagios, sin embargo, no son buenos. Y los antecedentes, tampoco. Sería una sorpresa bíblica que Moisés pisara la tierra prometida.

Más Noticias