Tierra de nadie

Pablo Echenique se mete en un jardín

Errar ha estado siempre en la naturaleza humana, salvo que los del yerro sean dirigentes de Podemos, en cuyo caso lo más probable es que el fallo no les sea atribuible o que se trate de menudencias que sus adversarios políticos utilizan para tapar sus vergüenzas y corruptelas y que la "caverna mediática" amplifica. El último en unirse a esta lista de infalibles ha sido Pablo Echenique, a quien la Inspección de Trabajo ha abierto expediente por mantener sin contrato ni Seguridad Social a su asistente personal y al que, si su recurso no lo remedia, acabará imponiéndole una multa de entre 10.000 y 25.000 euros por una infracción grave.

Lo que en julio del año pasado parecía una asunción de responsabilidades por parte de Echenique – "cuando yo pago a mi asistente sabiendo que él no está al corriente de sus obligaciones con la Seguridad Social, yo sé que no estoy haciendo las cosas bien"- se ha transformado ahora en una autoexculpación completa: "desconocía que esa persona estuviera cobrando el desempleo", "pensaba que estaba dado de alta como autónomo", "la obligación con la Seguridad Social era suya y no mía", y así.

Ya se trate de una relación laboral especial del servicio del hogar familiar (art. 2.1.b del Estatuto de los Trabajadores desarrollado por el Real Decreto 1620/2011), como sostiene la Inspección, o de un servicio que un autónomo presta a su cliente, como insiste Echenique, el dirigente de Podemos tiene difícil escapatoria del jardín en el que se ha metido. Si en el primer supuesto debería haber dado de alta al asistente en la Seguridad Social, en el segundo tendrían que existir facturas con su IVA correspondiente que jamás se emitieron.

Entre 2005 y 2011 de la asistencia a Echenique se ocupaba Adomi, una empresa de la que sí conserva facturas y a la que abonaba algo más de 370 euros al mes a razón de 11,40 euros la hora más el 8% de IVA. Cuando Adomi dejó de prestar el servicio, el dirigente de Podemos llegó a un acuerdo verbal con quien realizaba estas labores en Adomi para que continuara asistiéndole. Echenique ha sugerido que con ello hacía un favor a esta persona, que tenía cuatro hijos y que, al parecer, le había pedido que le pagara en negro durante un tiempo. Puede que el cuidador cobrara el doble por la misma tarea, pero lo cierto es que al de Podemos le salía más barato: 11 euros la hora. El favor, en todo caso, era mutuo.

Sobre el momento en el que cesó esta relación, la versión de Echenique ha cambiado dos veces en el último año. Primero habló de la primavera de 2016, pero ante la Inspección apuntó al verano de 2015. Finalmente, hubo un careo en el que reconoció que pudo haberse equivocado, que su asistente llevara razón y que su relación concluyera justo después de ser designado secretario de Organización de su partido.

Según Echenique, con su resistencia a aceptar que obró indebidamente trata de defender a miles de familias de dependientes que estarían en su misma situación y contra las que se cometería una injusticia si se sienta el precedente de que mantienen una relación laboral con quienes les atienden. "Utilizaré todos los medios legales a mi alcance para demostrar el error", ha afirmado, y con ello parece referirse a la abogada de Podemos que le ha acompañado en sus comparecencias ante la Inspección, lo que resulta bastante chocante tratándose de un problema personal y no político.

Es cierto que los recortes del PP se han cebado con la dependencia, que las ayudas son miserables y que, tras eliminar el Gobierno la financiación estatal de las cuotas a la Seguridad Social de los cuidadores no profesionales (no era el caso de Echenique), se cortó la esperanza de una pensión digna a la inmensa mayoría de personas que se han entregado a la atención de sus familiares. De los más de 171.000 cotizantes que existían en octubre de 2012, en noviembre de 2016 no llegaban a los 10.000. Todo ello no es una eximente para quien, por ingresos, no precisaba de bucear a pulmón en las aguas de la economía sumergida.

Tampoco resulta muy elegante que a su exculpación pública Echenique haya añadido una "guía para entender mejor las portadas del Heraldo de Aragón a través de sus intereses económicos". Este periódico es el que desveló que no había dado de alta a su asistente y el que ha dado a conocer el fallo de la Inspección de Trabajo. Trata Echenique de vincular el pretendido trato de favor que el grupo de los editores del diario habrían recibido de la televisión pública aragonesa, del propio Gobierno de Aragón y del Ayuntamiento de Zaragoza, denunciados por Podemos, con su pretendido linchamiento. Claro que también puede interpretarse como un aviso de lo que los dueños del diario se juegan si Podemos se hace con esas instituciones, algo que destila un rancio olor a vendetta que no le deja en buen lugar.

Los errores son muy instructivos cuando se asumen pero, salvo a Colón, que puso rumbo a las Indias y descubrió un continente, no suelen reportar ningún beneficio. Parapetarse tras las familias sin recursos que enfrentan la dependencia de sus familiares como buenamente pueden no convierte a Echenique en el abanderado de la causa. Más bien le empequeñece.

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