Tierra de nadie

Una huelga casi bendita

A los sindicatos les ha surgido en la Iglesia un aliado inesperado en la huelga general del próximo miércoles. El Consejo de Laicos de Rouco Varela, el mismo órgano que hace unos meses pedía rezar a destajo para que se paralizara la ley del aborto y se detuviera "la matanza de fetos inocentes", llamó ayer a los católicos a secundar el paro del día 29 y a hacerlo visible con un distintivo blanco, que es signo de pureza salvo que se trate de ropa interior. Así que si ven a algún piquete informativo con un jersey de ese color sepan que se hallan ante una persona "de buena voluntad", católica, y preocupada por la crisis, o bien frente a un inconsciente al que no le importan las manchas.

El Consejo Diocesano de Laicos es un apéndice del arzobispado de Madrid que tiene carácter consultivo y trabaja "en estrecha colaboración" con la jerarquía de la diócesis. Se trata, en consecuencia, de la coartada que ha encontrado el presidente de la Conferencia Episcopal para pronunciarse sobre la huelga, a la que considera una "protesta justa", sin implicar directamente a los obispos o a su propio purpurado. Hay reconocerle audacia a la iniciativa, sobre todo teniendo en cuenta que el Papa visita España en noviembre, y que habrá quien pueda caer en la tentación de afearle la conducta con un clavel reventón rojo en la solapa.

Los laicos de Rouco -o Rouco a través de sus laicos- creen necesario que los cristianos se impliquen en política, algo que la Curia viene haciendo con bastante éxito desde hace un par de milenios. ¿Habría  actuado el cardenal de la misma forma si la huelga se dirigiera contra un Gobierno del PP? Evidentemente, no, pero hay que darle la razón cuando argumenta que el pragmatismo ha desplazado a las personas del centro de las preocupaciones de los gobernantes en la gestión de esta crisis.

Ante la inquietud detectada, no ya en el Gobierno sino en la propia derecha mediática, la maniobra de lanzar la piedra y esconder la mano tuvo que ser reforzada con una aclaración del Consejo de Laicos en la que se puntualiza que Rouco no estaba en el ajo sino a la luna de Valencia. El mentís nos ha privado de algún que otro arrepentimiento de esas piadosas escopetas nacionales que llevan meses dedicadas a la caza del sindicalista. Es una veda que dura más que la de la perdiz.

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