Tierra de nadie

Te rescato sí o sí

En esto de los rescates se suponía que la princesa recluida en la torre estaba tan encantada con su salvador que era sentirle y descolgar sus trenzas para que el galán emprendiera la escalada hasta sus brazos en una versión romántica de Al filo de lo imposible. Sin embargo, con la refundación del capitalismo el cuento ha cambiado una barbaridad, y la princesa, léase Irlanda, había cerrado ventanas y postigos con cerrojo, y si no es porque sus pretendientes amenazaron con dinamitar la almena, no hubiera habido forma humana de que accediera al rescate. ¿Que porque esa resistencia? Porque sabía lo que le esperaba.

El caso irlandés ha demostrado que la ortodoxia económica tampoco es vacuna contra los llamados mercados. El Gobierno de la isla fue el primero en sacar las tijeras para recortar el sueldo a sus funcionarios y en subir los impuestos, y, al tiempo, emprendió una reestructuración de su sistema financiero con la nacionalización del Anglo Irish Bank, la capitalización del resto y la creación de un banco malo al que las entidades pudieran transferir sus activos tóxicos. El diseño era perfecto sobre el papel pero no salía gratis, y en la curva de la financiación del déficit público estaban esperando los tiburones con la capucha y la recortada.

La rendición de Irlanda, o su rescate, llámase como se quiera, es una tragedia para sus ciudadanos, a los que se someterá a nuevas torturas económicas, y anticipa un futuro negro a Portugal y otro gris marengo para España. Los mercados, al contrario de lo que se nos transmite, no se atemperan por la confianza que generan las reformas estructurales perpetuas sino que se mueven por la expectativas de beneficio, mucho mayores cuando la deuda soberana de los Estados se convierte en la ruleta de un casino.

La ganadora de esta colosal crisis del euro está siendo Alemania, que se las ha arreglado para fomentar la inestabilidad, negándose primero al rescate de Grecia y sugiriendo después que el de Irlanda podría incorporar quitas a los inversores privados. Decidida a imponer una austeridad fiscal que sólo a ella favorece, Alemania va como un tiro gracias a la debilidad del euro, y hay quien sostiene que la defunción de la moneda única y la resurrección del marco también la beneficiaría. Si no está en ello, lo parece.

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