Tierra de nadie

Agujerólogos del déficit

La cruzada contra el supuesto déficit oculto de las autonomías que ha emprendido el PP tiene su origen en el estudio de una consultora, Freemarket Corporate Intelligence, tras la que se encuentra un habitual de FAES y de la patronal llamado Lorenzo Bernaldo de Quirós, un hombre llamado a ser el economista de cabecera de Rajoy, si no fuera por ese detalle tan nimio de que los economistas tienen un título universitario y él no.  Ello no le ha impedido dedicarse en los últimos tiempos a predecir que España precisaría de un rescate porque no podría pagar su deuda, y se ve que la tozudez de la realidad no ha logrado hacer mella en su ánimo.

El informe en cuestión, fechado un día antes de las pasadas elecciones y filtrado previamente a medios tan hispanófilos como el Financial Times o The Wall Street Journal, lleva por título Una estructura territorial insostenible, y concluye que las comunidades autónomas ocultan un agujero de más de 26.000 millones de euros en sus distintas empresas públicas y entes territoriales. Como se comprenderá, sugerir en estos tiempos que somos un digno discípulo de Grecia en lo que a manipular las cuentas públicas se refiere y encontrar un eco irresponsable en el principal partido de la oposición es un juego más que peligroso.

El estudio ocultaba dos cosas. La primera es que la deuda de estos organismos públicos está perfectamente contabilizada por el Banco de España y, por tanto, no es oculta sino notoria; la segunda es que España no ha inventado la ingeniería contable, y la prueba es que todos los países de la UE tienen organismos públicos hacia los que centrifugan deuda que no consolida en las cifras oficiales, y que, además, es comparativamente superior a la nuestra.

Lo peligroso no es que Bernaldo de Quirós trate de hacer un master antes de tener el título, sino que el PP dé pábulo a sus obsesiones. Con ello no sólo se facilitan los ataques a la deuda soberana sino que se encarece la financiación de las empresas, que deben de pensar que con amigos así no les hacen falta enemigos. De los agujerólogos del 11-M hemos pasado a los del déficit. ¡Qué país!

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