Se cuecen habas

Una política al servicio del agronegocio

Esther Vivas

En el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente hay cambios sin cambios. Miguel Arias Cañete se va e Isabel García Tejerina, su mano derecha, ocupa el cargo. La sumisión del ministerio a los intereses empresariales continua, con una nueva ministra que, como su antecesor, se debe al sector privado. Si Cañete venía de la Petrolífera Dúcar, García Tejerina lo hace del Grupo Fertiberia. La dinámica de puertas giratorias se repite una vez más.

Isabel García Tejerina es parte del mobiliario del departamento de agricultura con el PP, con diez años rondando por sus dependencias. De 1996 al 2000, fue asesora ejecutiva del ministerio, y del 2000 al 2004, secretaria general. Después, con la victoria del PSOE, regresaría al sector privado como directora de planificación estratégica de la empresa de fertilizantes y productos químicos Fertiberia, donde permanecería hasta el 2012. Entonces, sería llamada de nuevo al ministerio de agricultura para ocupar otra vez su secretaría general.

De lo público a lo privado y de lo privado a lo público, gira la puerta y vuelta a empezar. La nueva ministra de agricultura cumple el guión. En el transcurso de ocho años, fue unas de las principales directivas del Grupo Fertiberia, empresa líder del sector de fertilizantes y abonos agrarios, uno de los principales operadores mundiales en el mercado del amoniaco. Y no sólo eso, dicha empresa fue condenada por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo por delito ambiental por sus vertidos de fosfoyeso en la ría de Huelva. El conflicto de intereses es claro y está servido.

Fertiberia, además, es propiedad del marqués de Villar Mir, actualmente imputado en el Caso Bárcenas por donaciones ilegales al Partido Popular, y una de las firmas clave de su conglomerado empresarial Grupo Villar Mir. La nueva Ley de Costas, aprobada por Cañete y a la que Tejerina dará total continuidad, beneficia de pleno a las empresas del Grupo y les permite mantenerse en las inmediaciones de la costa, gracias a la reforma de la normativa. ¿A quién servirán las políticas agrarias y medioambientales de la nueva ministra? A aquellos pocos que siempre se benefician de lo público, en detrimento de la mayoría y del ecosistema.

Sin embargo, las puertas giratorias no son excepción sino norma, lo hemos visto en el Gobierno del PP y en el del PSOE, y en múltiples administraciones y carteras. Se trata de un síntoma claro del secuestro de la política y la democracia. Ante el saqueo de lo público, denuncia y rebeldía. No callaremos.

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