Tinta Mintenig

Llanto

part-natalia.jpg ¿Cuántos de nosotros lloramos al ver ciertas imágenes en la tele? Yo confieso haber llorado dos veces en los últimos meses. Una fue con motivo de un programa que retrató a una pareja jovencita durante las semanas anteriores al parto de su bebé, y durante el mismo parto. Nunca había visto nada tan bonito y tan emocionante, la explosión de vida tan bien recogida y el amor de aquello dos seres hacia la criatura que habían creado. Recuerdo que me sorprendió el llanto y me alegré por poder emocionarme con tanta intensidad.

pat11.jpgLa otra vez que he llorado ha sido hoy al ver la llegada de los inmigrantes que, en una patera, han visto morir a 9 niños de entre 12 meses y 4 años, además de a otros 6 adultos. En este caso ha sido de dolor puro, de compasión, de rabia. Qué engaño más terrible, el paraíso europeo. Qué injusticia tan grande, nacer allí donde no hay nada que comer. Qué valentía y que miedo, apiñarse en una barca con tus críos, en mitad de la noche y sabiendo que todos se juegan la vida. Y quépat2.jpg desesperación, ver morir a los niños deshidratados, qué angustia de escuchar sin fin los llantos y lamentos, un sonido que ninguno de los supervivientes podrá olvidar jamás. Además, todo este dolor quizás no les servirá de nada, porque amablemente les llevaremos de vuelta allí de donde salieron con la esperanza de llegar hasta nosotros, y que se ha tornado en una amargura eterna.

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