Bocacalle

La reparación patrimonial de los vencidos

Los hermanos Carmen y José Castilla fueron los primeros ciudadanos, una vez aprobada la Ley de Memoria Histórica, en pedir una declaración de reparación y reconocimiento personal de la memoria de su padre, Virgilio Castilla, presidente de la Diputación de Granada, fusilado en esa ciudad el 2 de agosto de 1936 por las tropas franquistas. Hace un año, el ministro de Justicia les notificó en una carta tal reconocimiento.

Pioneros en esa solicitud, ahora Carmen y José, con 75 y 81 años respectivamente, también lo son en pedir al Estado una reclamación patrimonial valorada en 262.832 euros, cantidad equiparable a la sanción que les impuso la dictadura a los herederos del represaliado (250.000 pesetas). Lo asegura el abogado de los solicitantes, que no tiene constancia de que hasta el momento se haya registrado una reclamación de este tipo.

Ni Carmen ni José solicitan una indemnización por la muerte de su padre ante las tapias del cementerio de San José de Granada por ser militante del Partido Socialista. Lo que quieren es una restitución de lo que les fue indebidamente incautado y que comportó el pago de esa cantidad hasta cuatro años después del fusilamiento de Virgilio, tiempo durante el que los bienes de la familia estuvieron embargados.

Un año después de que se les notificara la reparación personal, en la que el Ministerio de Justicia reconoce tanto la ilegitimidad del tribunal de responsabilidades políticas que juzgó a Virgilio como de la condena a muerte que se le impuso, Carmen y José tienen ya en el Ministerio de la Presidencia la primera reclamación patrimonial de las víctimas del franquismo. Como ellos, muchos otros descendientes de esas víctimas podrían plantearse ahora esa misma reparación por las sanciones sufridas, que supusieron la ruina en plena posguerra para las familias de los fusilados.

A Virgilio Castilla se le homenajeó testimonialmente en 1984 como víctima de la dictadura. Que sus hijos hayan logrado su reparación y reconocimiento oficial 25 años después, da idea de lo que está costando en este país levantar la memoria de los vencidos. Carmen y José reclaman también ahora el patrimonio que les robaron los vencedores.

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