Bocacalle

La Francia retrógrada de Le Pen

En principio me sorprendió la inteligencia de la que hizo gala el Frente Nacional para no hacer comentarios miserables o islamófobos sobre el terrible atentado de París, al estilo de los de Samaras en Grecia o el alcalde de Badalona en España.  Pensé que había sido así porque le bastaba saber a ese partido que la masacre le había proporcionado un substancioso número de votos y esa convicción era suficiente como para no ir más allá de la condena correspondiente. Pero no, no ha habido conformidad en su lideresa, que no ha podido evitar finalmente el colofón más miserable a los ya aludidos.

Marine Le Pen, presidenta del partido, se ha dejado llevar por su credo mental y programático  acerca de los peligros del islamismo y ha planteado en su cuenta de Twitter la posibilidad de verificar un referéndum en Francia sobre la pena de muerte: "A título personal, creo que debería existir tal posibilidad", ha escrito la lideresa del FN, tal como leemos en este periódico. Sorprende hasta cierto punto que esa sugerencia haya sido pasada por alto, desapercibida o no contestada en España con la rotundidad que merece por parte de aquellos líderes políticos que teóricamente están en contra de la llamada pena capital.

Solo uno, Pablo Iglesias, ha tenido la dignidad de hacerlo con la diligencia y vigor que tal planteamiento merece. El líder de Podemos ha recordado, también vía Twitter, que no se trata de "pena de muerte u odio", sino que es la "justicia la que hace a un pueblo fuerte y libre". ¿Se puede saber a qué esperan los reflejos políticos de Pedro Sánchez para coincidir al menos en esto con el secretario general de Podemos?

"Porque ningún hombre es totalmente responsable, porque ninguna justicia puede ser absolutamente infalible, la pena de muerte es moralmente inaceptable". Tras estas palabras, el 17 de septiembre de 1981, Robert Badinter, ministro de Justicia de Francia, concluyó su famoso alegato en la Asamblea Nacional. Al día siguiente, 18 de septiembre, la pena de muerte fue abolida.

Retrógrado: que retrograda. Partidario de instituciones políticas o sociales propias de tiempos pasados. (RAE)

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