Bocacalle

El franquismo está más vivo que nunca

La frase del titular responde a la impresión del reputado historiador Paul Preston a la vista de lo que el caso Garzón está dando de sí. Por eso Pedro Almodóvar dice que da miedo que en 2010 tengamos que seguir luchando contra Franco. Han pasado 35 años desde el óbito del dictador y más que miedo se siente vergüenza porque gracias a la TDT hemos descubierto la resurrección múltiple del Nodo en los canales de televisión de una derecha rancia y cerril, ajena a Europa y nostálgica del Servicio Nacional de Propaganda.

Mientras, los más prestigiosos medios extranjeros no dejan de alarmarse ante lo que el juicio a Baltasar Garzón comporta. Ayer mismo The Guardian, a través de su columnista Reed Brody, decía que sentar en el banquillo de los acusados a un juez por haber tomado una decisión controvertida (...) es un peligroso ataque a la independencia judicial. Que eso se haga además contra Garzón, por pretender investigar los crímenes cometidos durante la dictadura franquista, siendo él un símbolo de la justicia para quienes han sido víctimas de similares atrocidades en otros países, hace que sea la justicia -según Brody- la que pueda convertirse en víctima en España.

Alertada la Sala Segunda del Tribunal Supremo por los nocivos efectos que las críticas de los medios internacionales pueden representar para el máximo órgano jurisdiccional, su gabinete técnico ha tenido la peregrina idea de convocar a la prensa extranjera con el propósito de dar a conocer los intríngulis procesales y jurídicos concurrentes en las tres causas abiertas contra el juez Baltasar Garzón. Mucho han debido influir los reproches provenientes de los periódicos extranjeros para que los responsables de tal decisión, posiblemente demasiado nerviosos, hayan acordado una cita tan improcedente. Si discriminar a los medios afincados en el país, cuando la noticia afecta sobre todo al país, resulta de todo punto inadmisible, pretender explicar a los periodistas extranjeros aspectos vinculados con el caso Garzón no parece lo más adecuado para el Tribunal Supremo, que debería atenerse como tal a lo descrito en sus autos y sentencias.

Por más que la derecha pretenda defender el auto por el que Garzón se sentará en el banquillo, está fuera de toda duda que además de los aspectos procesales que concurren en el caso, lo más oscuro y sintomático para los medios internacionales y para buena parte de la sociedad española es que la justicia en este país, ateniéndose a la jurisdicción universal sobre los delitos de lesa humanidad, no se aplique a identificar y exhumar a las víctimas del franquismo diseminadas por las fosas sin seña de España.

Que en lugar de eso se siente en el banquillo de los acusados a quien pretendió verificar esa tarea, va a seguir siendo muy difícil de entender. Pues hablamos de justicia, no se puede justificar lo injustificable. Puede que esto, gracias a la cita del TS, les quede ahora todavía más claro a muchos de los periodistas extranjeros convocados.

Dicho sea hoy, septuagésimo noveno aniversario de la proclamación de la Segunda República Española.

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