Bocacalle

La prima de "La Roja" y el modelo alemán

No seré yo quien niegue, en estas circunstancias tan propicias a la apoteosis, el buen juego desplegado por la selección española de fútbol en el pasado Mundial de Sudáfrica. Su victoria es bien merecida y todos hemos tenido oportunidad de disfrutarla, incluso aquellos que se sienten más distanciados de ese deporte.

Vaya esto por delante a modo de celebración sincera por un hecho que sin duda tiene repercusión histórica para nuestro país en el mundo de la alta competición internacional y que además me congratula como admirador del buen fútbol, pues soy de los que disfruta cuando, como en este caso, se lleva la victoria el equipo que mejor juego ha desarrollado.

El hecho de que España no haya conseguido nunca un triunfo de esas características puede que haya sido determinante para que anteayer varias cadenas de televisión, todas a una, compitieran en ofrecernos una dilatada y tediosa programación con motivo del masivo recibimiento que Madrid tributó a La Roja.

Como no podía ser de otra forma, a lo largo de tan prolongada como excesiva retransmisión, los periodistas que la contaron hubieron de recurrir a todo tipo de superficialidades, manidos elogios y recursos retóricos en algunos casos grotescos para llenar las imágenes del autocar descubierto que trasladaba a los deportistas y recorría lentamente las calles abarrotadas de gente de la capital de España.

No era la ocasión más adecuada para recordar que nuestros futbolistas fueron los mejor pagados del Mundial, con una prima de 600.000 euros, ni que cada jugador de Alemania, que jugó contra España la semifinal y se encuentra en una situación económica mucho más favorable que nuestro país, habría percibido 250.000 en caso de llevarse la victoria.

Conviene recordar que los futbolistas alemanes, de haber vencido su selección, hubiesen destinado una parte de esa cantidad a la Fundación Robert Enke, creada por la Federación de Fútbol de Alemania, la Liga de Fútbol de ese país y el club Hannover 96 a raíz del suicidio del portero de ese nombre que jugó en el citado equipo. Dicha Fundación se dedica a la investigación y terapia de la depresión, enfermedad que acabó con la vida de Enke.

Todos celebramos el gesto de Andrés Iniesta recordando -cuando marcó el gol decisivo contra Holanda- a su compañero Dani Jarke, fallecido por muerte súbita, pero sería deseable que tal actitud se plasmara por parte de todo el equipo español en algo más material y solidario, similar a lo que los futbolista alemanes tenían planteado si ganaban el Mundial.

Sería un magnífico colofón para que La Roja ganara mucho más que la más importante competición internacional en la memoria de su país. Está en sus manos dar esa trascendencia a los que tan magníficamente han conseguido con los pies.

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