Bocacalle

El diputado del PP que pidió perdón a Manjón

Tres años y un mes después de la espantosa masacre del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que acabó con la vida de 191 personas y causó casi dos mil heridos, el que fuera diputado del Partido Popular por Valencia, Joaquín Calomarde, hacía pública una larga carta dirigida a Pilar Manjón, presidenta de la asociación Víctimas del 11-M, en la que le pedía perdón por la actitud y conducta políticas del PP a lo largo de aquel nefasto trienio de algarada pertinaz llevado a cabo por el entonces partido opositor.

El señor Calomarde recordaba en la misiva ese bochornoso comportamiento desde el mismo momento en que el PP trató de impedir por todos los medios la inolvidable comparecencia de Manjón ante la Comisión Parlamentaria, con un discurso admirable que la mayoría de los ciudadanos recordaremos siempre por su profundo contenido, lúcida exposición y espontánea y conmovedora emoción. Conviene tener en cuenta las palabras del señor Calomarde hoy, ocho años después de aquellos trágicos hechos, porque desde la caverna mediática se sigue disparando con todo tipo de insidias e injurias contra la asociación que preside Pilar Manjón, a quien le siguen llegando amenzas de muerte por correo, como muestra más explícita del talante que caracteriza al fanatismo conpiranoico elaborado y mantenido ocho años después por el diario El Mundo.

Este periódico acaba de suscribir, en su edición de ayer lunes y con motivo del octavo aniversario de la masacre, un párrafo que no se puede pasar por alto como evidencia no solo de su flagrante insolvencia deontológica y de su empecinamiento en ignorar y/o menospreciar la sentencia dictada por los tribunales contra los autores de la masacre, sino de su desprecio a los sentimientos de la aludida. Manjón ha optado por el activismo político -sostiene El Mundo ante la actitud de la nombrada de defender la manifestación de los sindicatos, coincidente con la fecha del 11-M-, demostrando que le puede más el odio a quienes no comparten sus ideas que el dolor por la muerte de su hijo. Parece claro, por lo tanto, que ese diario va a mantener los postulados conspiranoicos que lo han caracterizado, sin posibilidad de que pueda llegar a compartir nunca las palabras que el ex diputado Calomarde le dirigió a Pilar Manjón al recordar su discurso en el Congreso:

Todavía hoy resuenan en mis oídos sus palabras, pero, sobre todo, una pregunta concreta que usted lanzó desde el fondo mismo de su intervención con agudeza y sentido dramático profundos: "¿De qué se reían ustedes señorías?" Y yo, Sra. Manjón, quiero recordar hoy aquí que las risas, en ocasiones estridentes, de esas señorías provenían fundamentalmente del portavoz de mi ex Grupo Parlamentario y de su portavoz adjunto en aquella comisión.

La carta de Joaquín Calomarde podría sonar entonces a cierto oportunismo político, pues la firmaba a raíz de su dimisión como militante del Partido Popular por disentir con la airada política de oposición del aznarato genovés, si no nos participara el autor que, tras la comparecencia de Manjón, el diputado del PP se dirigió epistolarmente a la asociación que preside doña Pilar para expresarle a ésta que contaba con toda su simpatía, todo su apoyo moral, y, sobre todo, con todo sus ánimos y condolencias.

El ex diputado valenciano expresó su petición de perdón en estos inequívocos términos, que no espero, por desgracia, estén algún día al alcance de la dirección del diario citado: Yo, si usted me lo permite Sra. Manjón, quiero como diputado del Congreso, hasta esta semana perteneciente al Partido Popular y en tanto que he sido miembro del mismo, pedirle perdón. Perdón por tanta mentira, perdón por tanta falta de dignidad y altura personales y políticas, perdón por el menosprecio al que se ha sido usted sometida por personas y medios próximos al Partido Popular que mejor deberían reflexionar y saber, al menos, callar con dignidad en los próximos tiempos; perdón por las amenazas recibidas; perdón por los escalofriantes vídeos de los que hemos tenido noticia; disculpas por todas las imputaciones falsas y repugnantes contra su honor personal, el de su familia y el de la Asociación de Víctimas que usted dignamente preside. (Texto de la carta).

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