Bocacalle

La Legión Cóndor como modelo de barbarie

La Legión Cóndor se desplegó por los cielos de España un mes antes perpetrar la gran masacre sobre Guernica. Se trataba de lo más granado de la aviación hitleriana y sirvió de cobertura aérea al general Mola en su ofensiva contra el frente Norte en la Guerra Civil. Picasso quiso dejar para la posteridad una obra que reflejase el testimonio de aquella barbarie cometida contra la ciudad vasca. El pintor malagueño falleció en 1973, el mismo año que otros dos Pablos, Pablo Neruda y Pablo Casals, ambos comprometidos con la causa republicana.

Ayer leímos en este periódico que el llamado Plan Condor, perpetrado de modo coordinado por las dictaduras de diversos países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Uruguay y Paraguay), recibió ese nombre por sugerencia del general Pinochet, que acabó con la democracia en Chile el mismo año en que murió Picasso. Según el profesor Martín Almada, que descubrió los archivos de esa operación llevada a cabo en los años setenta y ochenta, el ejecutor de la misma fue el propio Augusto Pinochet y el mentor se llama Henry Kissinger, ex secretario de Estado norteamericano y Premio Nobel de la Paz.

Inspirándose en un nombre marcado a sangre y fuego en el corazón de los vascos, tal parece que el general Pinochet hubiese aprovechado la muerte del artista, que quiso dejar constancia de la destrucción de Guernica el 26 de abril de 1937 como alegato contra el fascismo, para acometer el Plan Cóndor, saldado con la muerte de 50.000 personas, 30.000 desaparecidos, 400.000 presos y cuatro millones de exiliados.

Pero Almada dio en 1992 en una comisaría de Paraguay con los llamados archivos del terror, donde se detallan casos tan escalofriantes como el de la maestra que delató a un alumno de seis años por haber llevado a la escuela un periódico comunista. No hay un Guernica para la masacre conjunta cometida en el Cono Sur, pero sí la suficiente documentación para hacer posible y tarde los procesos por delitos de lesa humanidad contra quienes fueron responsables de aquella barbarie.

La horrible aventura del nacionalsocialismo hubiera sido inconcebible sin el desprecio más absoluto por los derechos humanos, por los derechos de los pueblos, demostrado en infinidad de ocasiones a lo largo de los siglos, dijo Friderike Zweig en sus memorias Destellos de vida. Para que ese desprecio no sirva de proyecto a más dictaduras es preciso que la voz de los archivos del terror sea escuchada por la justicia allí donde la justicia se precie de su nombre. Sólo así el Guernica será modelo para el porvenir y no la Legión Cóndor.

+@Nuevas evidencias sobre el asesinato del general Schneider.

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