Bocacalle

El rey y la princesa cazadora

Desde que Pilar Eyre dio a la luz pública su libro La soledad de la reina, en el que pormenorizaba la distancia que separa a doña Sofía de su esposo así como las sucesivas amistades femeninas de este, se puede asegurar que lo que durante muchos años fue un secreto a voces en los mentideros de la alta sociedad madrileña y algunos círculos mediáticos, ha llegado a más general conocimiento.

Habida cuenta las dispares aficiones respectivas del matrimonio real, no debería sorprender lo que últimamente está empezando a saber la ciudadanía. Entre un rey cazador y una reina vegetariana, entre un monarca taurómaco que rehúye la música y una reina melómana que se abraza a los asnos o a los cachorros de osos panda, no había muchas posibilidades de convivencia en armonía a largo plazo.

La corona que los vincula ha hecho que se soporten a lo largo de los 36 años que lleva Juan Carlos I como Jefe del Estado -los mismos que cumplió Franco hasta la fecha de su óbito-, pero todo parece indicar que el simulacro de su buena relación se haya resentido últimamente, al tiempo que la propia institución que representan y que tan serio varapalo ha sufrido como consecuencia de la cacería del rey en Botsuana. Gracias a esta última aventura cinegética del monarca hemos sabido de la amistad íntima que se profesan Juan Carlos y la princesa Corinna zu Sayn-Witgenstein -de soltera Corinna Larsen-, organizadora de las expediciones del primero al continente africano y demás para hacer uso del gatillo.

También podemos leer hoy en La Voz Libre que la tal Corinna, de 46 años de edad, mantuvo negocios en nombre del rey con el príncipe saudí Alwaleed bin Talal Alsaud, uno de los multimillonarios más hacendados del planeta, sobrino del monarca de Arabia Saudí. Alwaleed bin Talal es presidente de un gran conglomerado empresarial con inversiones en bancos, hoteles, compañías informáticas y medios de comunicación, que recibió a la princesa Corinna hace cinco años en su mansión de Riad en calidad de representante del rey de España, algo de lo que La Zarzuela dijo no tener constancia.

Hace unos meses fue noticia la cena que don Juan Carlos ofreció a sus tres hijos en el restaurante El Landó, de Madrid, y de la que la revista Hola publicó un reportaje en el que se destacaba la ausencia de la reina, doña Letizia e Iñaki Urdangarín entre los comensales. Según amigos muy próximos al monarca, el motivo de esa convocatoria fue hacer partícipes a sus hijos de la especial relación que mantenía con la princesa alemana. Esa misma fuente asegura que Corinna zu Sayn-Witgenstein, que conoce al rey desde al menos hace seis años, reside junto a su hija en un discreto chalet de la localidad de El Pardo, del que algunos fines de semana sale para acompañar a don Juan Carlos en sus cacerías, una afición que comparten.

Más Noticias