El desconcierto

¿Una mujer en la Moncloa?

Coincide la celebración del Día Internacional de la Mujer, el próximo viernes 8 de marzo, con la ausencia de una candidata mujer para la presidencia del Gobierno. Cuanto más se teoriza sobre el feminismo, menos se le traduce prácticamente. Así es, salvo que algún partido decidiera en último momento sustituir su candidato por una candidata para las urnas del 28 de abril de 2019. Sería todo un golpe de efecto en un escenario social protagonizado por una espectacular e intensa movilización femenina sin precedentes en la sociedad española. Si hoy alguna mujer política pudiera encarnar este próximo 8-M, como Podemos encarnó aquel 15-M, quizás todas las encuestas electorales podrían variar sustancialmente.

Si en una España mucho más atrasada, Dolores Ibarruri jugó un papel decisivo dirigiendo el PCE, desde 1942 a 1960, ¿por qué ninguna otra mujer ha dirigido un partido desde entonces? Ocurría, además, en plena clandestinidad y en medio de una dura lucha por la recuperación de las libertades. Ahora mismo, en la Unión Europea, tanto Angela Merkel como Theresa May se encuentran al frente de los gobiernos alemán e inglés y otras mujeres, como Marine Le Pen, dirigen también importantes organizaciones políticas. Sin embargo, no ocurre lo mismo en nuestro país, pese a que la presencia de mujeres políticas es un proceso in crescendo en todos los partidos, sean del color que sean.

Una buena parte de los graves problemas de liderazgo del Partido Popular derivan de que un subalterno, Pablo Casado, se hizo con la dirección a costa de Soraya Saenz de Santamaría y Dolores de Cospedal. Si una u otra hubieran sustituido a Mariano Rajoy, otro gallo negro cantaría hoy en las tres derechas aglutinadas por ese auténtico flautista de Hamelin que es Santiago Abascal. Ni Soraya, ni Cospedal, pese a ser tan distintas, hubieran permitido que hoy Vox marcase el rumbo al Partido Popular. Ahora, este partido se ve obligado a pasar por las Horcas Caudinas del 28 de abril con un candidato masculino muy por debajo de la altura política de aquellas dos potenciales y frustradas candidatas.

Algo parecido le sucedió al PSOE cuando reventó la candidatura de Carme Chacón en las primarias socialistas que la enfrentaron a Rubalcaba. Perdió en el último minuto, cuando ya de madrugada el viejo PSOE presionó cuanto pudo a no pocos delegados; sin embargo, en el pecado de la manipulación iba inscrita la penitencia de la larga agonía del Partido Socialista, hasta que un día el impulso de  las bases devolvió la secretaría general al defenestrado Pedro Sánchez. Nadie ignora que  Carme Chacón hubiese ahorrado a su partido tiempos convulsos, todavía no finalizados, transcurridos desde su orquestada derrota. Y no parece tampoco casual que el repuesto líder socialista sea ahora tan apoyado por destacadas mujeres tanto en Ferraz como en el Palacio de la Moncloa.

Irene Montero, que ocupa provisionalmente la secretaría general de Podemos hasta el mes de abril, es hoy la única excepción de la regla masculina de la política española. Parece toda una casualidad que coincida esta tarea provisional de la dirigente de Podemos con el Día Internacional de la Mujer, pero como bien solía decir ese gran político estadounidense, Franklin Delano Roosevelt, en política nunca hay casualidades y si las hay están muy bien preparadas. Sea como sea, el hecho bien cierto es que Podemos es el único partido político, hoy por hoy, donde ser mujer no parece que esté penalizado; aunque el tiempo dirá pues, como siempre advertía La Pasionaria a las jóvenes militantes, el machismo-leninismo está siempre al acecho.

¿Quién será la primera presidenta del Gobierno de España? Dos vicepresidentas del PP, Soraya Saenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, dos del PSOE, Teresa Fernández y Carmen Calvo, indican por la proximidad que han estado de asaltar el cielo, que apenas queda un peldaño. Es cuestión de tiempo que alguna mujer política lo consiga. Mientras tanto,  corresponde a todas las formaciones políticas situarlas en posiciones de salida. La larga carrera de la mujer española hacia la presidencia de Gobierno ha comenzado hacia la meta final de 2023, o antes si volvemos a repetir una Legislatura corta. Es una excelente noticia, porque, como bien decía Mao Tse Tung, las mujeres soportan sobre sus espaldas más de la mitad del peso total de la humanidad, hora es pues que la lideren.

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