El desconcierto

Illa, la intuición transversal de Sánchez

Cuando ni se ha fijado la fecha de las elecciones catalanas,  ni se sabe si habrá que aplazarlas hasta el próximo mes de mayo, ni aún Salvador Illa es oficialmente candidato, se ha iniciado la caza desde distintos ángulos contra el ministro de Sanidad precisamente por continuar ocupando dicha cartera. O sea que debería haber presentado su dimisión incluso antes de que se haya convocado las elecciones autonómicas . Nada puede reflejar mejor el acierto del presidente Pedro Sánchez de nombrarle al frente de la candidatura del Partido Socialista de Cataluña dado que  tantos tirios constitucionalistas como troyanos independentistas se lanzan en picado contra el candidato que todavía no lo es.

En una sociedad catalana habituada desde hace una década al frentismo político, sobre la base de las patrias, Salvador Illa aparece como una opción transversal que inquieta a los aficionados a los juegos patrióticos de las estelas y las rojigualdas. Ahora que parece que podemos volver a las andadas surge ese factor humano que es el ministro de Sanidad decidido a combatir a los frentistas como  si se tratara del coronaviruss. Porque lo que les preocupa, bien lo ha visto un hombre tan perspicaz como el  propio Miguel Iceta, es la propia personalidad de Illa mucho más allá de su adscripción política. Justamente por ello, como no es nada fácil atacarle, recurren a que es candidato in pectore sin haberse convocado las elecciones.

Por esa misma regla de tres habría que exigir a todos los cargos políticos del Gobierno catalán o municipales de las entidades locales, desde ministros autonómicos a concejales de ayuntamientos, lo que hoy se exige al ministro del Gobierno central Illa. El  único problema real, que se esconde tras estas exigencias, es que su gestión sobre la pandemia aparece bien valorada en todas las encuestas publicadas hasta la fecha. Si ocurriera justo lo contrario no se discutiría sobre si debe mantenerse en el ministerio  una quincena de días más hasta la convocatoria electoral. Es el impacto de su buena gestión sobre el electorado la que lleva  a que se le dispare desde casamatas antagónicas.

Tanto que funciona ya de hecho una pinza entre Esquerra Republicana y el Partido Popular, acompañados de Vox y Ciudadano desde un frente y de Junts per Catalunya y la CUP desde el frente opuesto, contra el ministro Illa con los mismos argumentos y conclusiones. Como en un ring boxístico, que aspiran a mantener porque se nutren electoralmente de él, gritan " segundos fuera " contra quien rehusa subir al cuadrilátero frentista. Nada temen más que la capacidad de atracción que puede suscitar, tras toda una década de pugnas inútiles, una opción realmente transversal. Esta gran tentación del voto útil que acompaña a Salvador Illa explica este ataque sobreairado contra el ministro de Sanidad.

El octavo pasajero, como denominan despectivamente a Illa desde círculos afines a Esquerra Republicana por ser el octavo candidato del PSC en las elecciones autonómicas catalanas desde 1980, supera a los siete restantes como Iceta, Maragall o Raventós por aparecer aquí y ahora. Justo cuando toda la sociedad catalana padece además de la fatiga de la pandemia , que sufre toda España, la fatiga del procés catalán que únicamemte viven los ciudadanos de Cataluña. En medio del patrioterismo de unos y otros nada puede ser más insoportable que la doble letanía patriotera de republicanos y populares salvo para los tifosis de la guerra de las banderas sean de Barcelona o Madrid.

Que ni siquiera se haya esperado al comienzo de la campaña electoral y que hayan adelantado el ataque a Illa en la precampaña electoral indica que, una  vez más, el presidente Pedro Sánchez continúa gozando de muy buena intuición además de alguna excelente encuesta que abona su extraordinario olfato político. Esa capacidad del presidente de Gobierno no se adquiere con ningún doctorado ni en master alguno sino que caracteriza a los pocos buenos políticos con independencia de su formación . Precisamente por ella, Pedro Sánchez  puede intuir que Salvador Illa va a ser el primer pasajero de los ocho en dar una una vuelta de tuerca en las urnas catalanas. Justo lo que más temen los profesionales de la pinza patriotera.

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