El desconcierto

Teoría y práctica de Oriol Junqueras

Por fin una buena noticia para un Pedro Sánchez agobiado por su apuesta personal sobre los indultos a los presos catalanes. El actual líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, ha bendecido, urbi et orbe, la medida de gracia de la que se beneficia a la vez que rechaza la vía unilateral para la consecución de la independencia que todavía preconiza la formación que dirige. Nada le puede venir mejor a Pedro Sánchez que esta epístola autocrítica de quien empujó a Carles Puigdemont a declarar la ruptura con el Estado español en aquel otoño de 2017. Pero, como no hay teoría correcta sin una práctica que la revalide, se espera en la Moncloa que estas palabras de Junqueras precedan a hechos que la corroboren.

Pese a que los agoreros de guardia señalan una cierta contradicción entre lo que dice Junqueras y Esquerra, no es así. Quienes matizan el alcance de lo dicho por Oriol Junqueras parecen olvidar que este preso es ahora el primus inter pares de esta organización independentista y que la buena comunicación entre la Moncloa y el palacio de San Jaume es más fluida que nunca. Aunque el voluntarismo y subjetivismo socialista catalán pueda verlo como un Mandela, una comparación a todas luces desmedida, el hecho cierto es que esta nueva tesis se ha gestado en las meditaciones habidas a lo largo de sus más de tres años de prisión. Así quien ayer vistió a Carles Puigdemont de Judas, aparece hoy revestido con el hábito de Iscariote .

¿Cómo encaja la denuncia del unilateralismo independentista de Junqueras con la existencia de un gobierno basado en una coalición que no lo descarta e incluso lo preconiza si fracasa el diálogo ? O las palabras de Oriol Junqueras anuncian un pacto transversal de Esquerra con el Partido Socialista de Cataluña, o el actual pacto con Junts per Catalunya las convierten en papel mojado. De la nueva Biblia de Lledoners se desprende una Generalitat apoyada por todas las fuerzas de izquierda catalana porque, de lo contrario, toda la práctica política colisionaría con el nuevo evangelio predicado por Oriol Junqueras.  Si así fuera, si hubiera concordancia, la polémica sobre los indultos sería irrelevante.

Tanto es así que Aragonés empieza a vivir con su vicepresidente Puigneró la misma experiencia que vivió Pedro Sánchez con el dimitido vicepresidente Pablo Iglesias. Desde el mismo órgano gubernamental catalán, el periódico La Vanguardia, el susodicho político afirmaba el pasado domingo 6 de junio que no descartaba la vía unilateral pese a no querer desearla. Es decir, una continua matización, puntualización e interpretación de ambos presidentes. Si en la Moncloa aquella coexistencia duró un año enrevesado, falta por saberse lo que durará hoy en el Palau de San  Jaume si Aragonés y Puigneró no rompen antes como sugiere Oriol Junqueras. Salvo que que sea cierto que el preso disimula tanto como simula.

El mismo acuerdo de gobierno, firmado por los de Esquerra, Junts y la Cup, establece un plazo de dos años para revalidarlo o invalidarlo. O sea la misma fecha en la que Pedro Sánchez convocará elecciones generales si no se ha visto antes obligado a adelantarlas. Mientras tanto, está también  por verse como la nueva tesis de Junqueras se traduce en la Mesa de Diálogo entre Pedro Sánchez y  Pere Aragonés donde el nuevo evangelio incorpora el viejo con el derecho de autodeterminación en el marco constitucional. Falta saber como va a lograr resolver cuadrar este círculo y, sobre todo , si resuelve la contradicción entre su teoría y la práctica. Solo así, Pedro Sánchez podría encontrar mañana la salida del laberinto catalán en el que se ha sido encerrado.

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