Fuera de lugar

‘Estoy muy orgulloso de mi sobrina Almudena, estudiante del IES Lluís Vives’


Como sabéis, estudiantes de enseñanza secundaria de Valencia comenzaron hace poco a concentrarse en la calle para protestar por los severos recortes en educación pública efectuados por el gobierno del PP en la Comunidad Valenciana, a consecuencia de los cuáles muchos institutos están sufriendo restricciones de electricidad, agua y calefacción. Las protestas se han extendido a la universidad pública local, cuyos estudiantes se están sumando a las denuncias crecientes de violencia contra los estudiantes de secundaria por parte de la policía.

Mi sobrina Almudena, una joven de 17 años estudiante del instituto Lluís Vives de Valencia (foco inicial de las movilizaciones), lleva siendo varios días maltratada en la calle por la policía junto con muchos otros compañeros y compañeras -ayer fue directamente arrancada de los brazos de su madre en plena calle durante una concentración, tras ser señalada por un agente policial como una de las participantes en las movilizaciones desde su inicio; fue arrastrada del pelo por el suelo, golpeada, metida en un coche policial agarrada por tres policías, trasladada esposada en un coche celular y detenida en comisaría incomunicada durante nueve horas -ahora está protegida por su familia, acumula varias denuncias policiales, y aun así no deja de asistir a su instituto.

Esta es la noticia de hoy en El País, donde se recoge, entre otros, el caso de mi sobrina.

Aquí está la noticia del diario Público, donde se informa de que el mando policial, Antonio moreno, jefe superior de la policía en la comunidad valenciana, el energúmeno franquista responsable directo de la violencia policial contra estudiantes durante toda esta semana, llama a nuestros chicos ‘el enemigo’.

No podemos perder de vista los motivos de las protestas.

Mi sobrina Almudena es una joven inteligente, sensata, madura, valiente y comprometida. Por mi parte, sumo ya veinte años de activismo en movimientos autónomos, a lo largo de los cuales he experimentado todo tipo de represiones con consecuencias muy graves en el caso de varios compañeros. Historias que no soy dado a relatar, porque creo que la protesta ha de ser expresión de autonomía y júbilo, experiencia colectiva de alegría y felicidad; estoy convencido de que tenemos que transmitir, de la protesta, el gozo y no el miedo, pero nunca, hasta ahora, había sentido la violencia directamente aplicada sobre los hijos e hijas de mi familia y estos golpes duelen mucho más que todos los que yo haya recibido en mi propio cuerpo.

Las élites políticas y económicas de Europa tienen en mente acelerar un proceso de acumulación de riqueza mediante la pérdida de derechos y desposesión de las clases trabajadoras de todo el continente como si fuera lo necesario para salir de la ‘crisis’, y que supone el hostigamiento contra la población si se rebela. Lo que estamos viendo en Valencia no es sino otro síntoma del comienzo de algo más serio, un despliegue de violencia sobre la población que en Europa no experimentábamos desde hace décadas y que, duele decirlo, en el resto del planeta ha venido siendo el pan de cada día para amplias capas de la población mundial.

Estoy muy orgulloso de mi sobrina Almudena, pero extremadamente dolido por la situación que viven ahora ella y sus compañeros y compañeras estudiantes, nuestros chicos y chicas que nos están dando una lección de decisión, de valentía, de madurez, de entereza; y estoy furioso, siento rabia contra los profesionales de la violencia, los medios que mienten, y sobre todo, contra la gentuza que en las élites políticas dan la orden de agredir a nuestras hijas e hijos, tan sólo para que la acumulación de riqueza continúe, para que no toquemos sus privilegios, sus sueldazos, sus enormes casas y cochazos.

Nuestra respuesta, amigos y amigas, tiene que ser más movilización, más organización, más participación; más revuelta, más oposición y más desobediencia en nuestras calles y en nuestras casas, en el trabajo y en la vida cotidiana -preocupación, sí, pero también alegría y arrojo, iniciativa y contundencia- por nuestras hijas y por nuestros hijos, por nuestro futuro y por nuestro presente, y también por la memoria de un pasado de luchas; en solidaridad con los estudiantes y las estudiantes de Valencia, salgamos a las plazas y a las calles, reunámonos, demostremos que podemos, que somos más, que somos el 99%, que sí se puede, que hay otra forma, seamos inteligentes desviando el enfrentamiento. De la crisis no se sale sino construyendo otra sociedad, maneras nuevas de hacer las cosas. Hagamos impracticable este sistema violento, criminal y suicida. Construyamos otro ya, una democracia real.

21/02/2012

Un abrazo fraterno
Marcelo Expósito, Universidad Nómada

Visto en Madrilonia.org

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