Malo Será

¿Por qué no reaccionamos?

 

Dejemos a un lado la intención de voto que hoy ha desvelado el barómetro del CIS del mes de abril. Intenemos olvidar a quién o qué partido votaremos. Centrémonos en otros datos realmente escandalosos. Datos que si no nos retratan ---por lo menos, a una mayoría---, sí demuestran lo poco que nos movemos para cambiar la situación política y económica actual. Lo endeble que es nuestra reacción a pesar de que ya hay, a día de hoy, 4.910.200 desempleados. Apenas nos hemos levantado del sillón viendo como la televisión y la prensa nos cuentan que 1.386.000 hogares ya tienen a todos sus miembros en paro.

Los datos del CIS no engañan. El 40% de las personas encuestadas cree que la situación económica española es mala; el 38,4%, muy mala; y el 57,6% está convencida de que estamos peor que hace un año. Y no piensan que pueda mejorar. El 40,6% imagina que será exactamente igual en 2012. El 29,4% incluso presiente que empeorará. ¿Y la política? El 39,8% considera que la situación política española es mala; el 26,7%, muy mala; y el 35,2% calcula que las cosas están peor que en 2010. Tampoco esto tiene trazas de mejorar. O por lo menos así lo sospechan los encuestados. El 45,5 de los mismos imagina que todo seguirá igual dentro de un año. Un 21,7% es más pesimista y opina que la situación política será peor.

Estamos mal. Es evidente. Y quien quiera hacernos pensar lo contrario miente. El paro, los problemas de índole económica y la clase política ---los partidos políticos--- son, ahora mismo, la mayor preocupación de la mayoría. Pero, ¿qué hacemos por cambiar las cosas? Según las cifras recogidas por el CIS, los encuestados raramente, casi nunca o nunca hablan de política, bien sea con amigos, familiares o compañeros de trabajo o estudios. Estamos preocupados, mal, pero poco nos movemos para darle la vuelta a la tortilla. El 52,7% de los encuestados reconoce que nunca ha firmado o recogido firmas; un 69,7% jamás ha comprado ciertos productos por razones políticas, éticas o simplemente para favorecer el medio ambiente; el 72,1% no ha dejado de comprar o ha boicoteado algún producto por los mismos motivos; un 61,3% no fue nunca a una huelga, mientras el 54,6% tampoco asistió a una manifestación; el 75,7% no acudió nunca a ninguna reunión o mitin político; el 87% no ha contactado jamás ---ni siquiera lo ha intentado--- con un político o política para expresarle sus opiniones; el 93,3% tampoco ha hecho lo propio con medios de comunicación; el 73% no ha donado ni recaudado fondos para una determinada actividad social o política; y, por último, el 91,3% no ha aprovechado el potencial de Internet para participar en foros, blogs o grupos de discusión política en la red.

¿Por qué todavía permanecemos asépticos? Reconocemos estar mal y sospechamos que todo irá a peor. Pero aún no hemos reaccionado. Hace tres años que supimos que la codicia y una mala regulación económica nos ha llevado a esta situación. Y, en lugar de observar cómo se toman medidas para cambiar, asistimos a una reunión privada entre los de siempre, para decidir lo de siempre y llevarnos, como siempre, a una nueva crisis dentro de equis años. Está en nuestras manos reaccionar. De lo contrario, las quejas tan solo quedarán reflejadas en los barómetros mensuales del Centro de Investigaciones Sociológicas. Y no será porque no tenemos suficiente fuerza para movernos e indignarnos. Lo hacemos bastante bien cuando la selección gana un trofeo o cuando se enfrentan los dos equipos de fútbol que más dinero manejan del planeta.

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