Tentativa de inventario

Regularicen la ira

Regularicen la ira

Hay un plan. Lo dice Victoria Abril. Al parecer lo vio en el internet. Lo que aquí les cuento también lo vi en el internet. De hecho esta columna se lo debe todo al internet. Se sumerge en sus profundidades, chapotea que da gusto. El caso es que nos engañan y Victoria lo sabe. Son tiempos inciertos. Mr. Potato dejará de ser Mr. y pasará a ser exclusivamente Potato. La marca que lo produce ha decidido neutralizar su género. Su frondoso mostacho y su rostro abigarrado no han impedido la conversión del afable tubérculo. Qué cosas. Avanza la pandemia y se viene la enésima desescalada, Abril dice que nos engañan, que hay un plan previsto y que conviene meterse en el internet para enterarse bien de lo que ocurre. No debe ser fácil ser un icono. Se te pela un cable y el chispazo te conduce al desvarío público. Te montas la película (si es que alguna vez saliste de ella) y amaneces convertida en vedette del coronacirco. La Movida es lo que tiene. Causó estragos. Todavía los pagamos. El internet de Victoria es un campo de minas. No hay que relajarse. En cualquier momento puede uno saltar por los aires a causa de un traicionero eufemismo, de una perífrasis mortal, de un oxímoron funesto. Regularización tributaria, actitud incívica, despidos voluntarios, jóvenes con banderas españolas, democracia plena... La munición yace entrelíneas a la espera de nuestros incautos ojos. Nos ceban de vaguedades y las deglutimos sin remedio. 4.395.901,96 euros de autoliquidaciones complementarias. Se desorinan y alegan txirimiri. Quizá sea ese el plan, el único verdadero.

Qué pena todo señores. 

Regularicen, en todo caso, esta aflicción nuestra, que luego arden las calles y no es de recibo. Sepan que la ira, como la desidia o la pena, pueden funcionar por libre pero también por acumulación, como esos carteles que anuncian movidas en las fachadas de la ciudad, capas y capas de papel impreso y engrudo formando una especie de costra adherida a la pared con los bordes curvos. Sólo vemos una cara, pero en cada una de las láminas forradas subsiste, invisible, una imagen. 

Decirles, por otra parte, que Mr. Potato no merecía esto.

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