El Gobierno autonómico valenciano está preparando un proyecto de Ley de Señas de Identidad en el que se declaran los bous al carrer como bien de interés cultural. Según el PP en las Cortes Valencianas, los bous al carrer "son un fenómeno cultural, social y económico".

Cabría preguntarse qué tipo de fenómeno económico es aquel negocio privado y solvente que ha de ser subvencionado con dinero público, pues según ha prometido el Conseller de Gobernación, Luis Santamaría, los bous al carrer recibirán 150.000 euros este año 2015.

En este "fenómeno social" que en 2014 causó la muerte a tres personas y 609 heridos, supone un intenso sufrimiento físico y psíquico para los animales que participan en ellos, y en muchas ocasiones la muerte por infarto.

Según el informe veterinario que ha publicado el Partido Animalista PACMA, se pueden detectar en los animales que participan en los bous al carrer claros signos de desorientación y constantes manifestaciones de estrés, ansiedad, miedo y angustia.

La ecuación es bastante clara. Los bous al carrer son una forma evidente de maltrato animal.

Mientras que en otros temas las decisiones del PP encuentran un amplio frente político en contra, con respecto a los animales volvemos a encontrar la ambigüedad en la que se mueven partidos como Compromís o PSOE que en una nueva variante del 'nadar y guardar la ropa' rechazan en las cortes la decisión pero la apoyan a nivel municipal.

Así, Compromís autoriza bous al carrer en Tavernes de la Valdigna o Almassora. Por su parte, el PSOE ha autorizado también bous al carrer en Mislata y Gestalgar, demostrando su apoyo a la tauromaquiai allí donde gobiernan.

¿Incoherencia o una meditada jugada política de cara a sus electores? Algo que los propios ciudadanos deben valorar.

Es posible una nueva forma de hacer política, ganándose el respeto, la credibilidad y el apoyo ciudadano, trabajando a diario por los animales y demostrando coherencia no solo en nuestras palabras, sino en nuestros hechos.