Leo a Rosa Montero desde que tengo uso de razón.

Cuando vivía con mis padres, que no tenían muchos recursos económicos, unos vecinos se preocupaban de pasarme los números atrasados de la revista de El País Semanal que yo me encargaba de coleccionar como oro en paño. Recuerdo leer todos y cada uno de los artículos de Rosa Montero con avidez.

Me ha gustado siempre su forma de escribir, de transmitir emociones en cada historia que narraba, de hacer volar mi imaginación con cada novela.

Rosa se ha convertido para mí en un referente, no ya como escritora, sino como persona.

Descubrí con el tiempo que Rosa se implicaba en el movimiento en defensa de los animales, cuando nadie más lo hacía, ella estaba siempre al pie del cañón en las primeras manifestaciones por los derechos de los animales que organizamos en Madrid.

Nunca olvidaré que me ayudara a sufragar los gastos veterinarios de una perrita que encontramos atropellada en la carretera el día de Navidad, respondiendo a un llamamiento desesperado, sin casi conocerme.

Hoy hace una semana que Rosa Montero anunciaba en su cuenta de Facebook que Brunita, su anciana perrita, había fallecido en sus brazos.

Sólo quienes convivimos con animales sabemos lo que significa su pérdida: se sufre con su muerte, se les guarda duelo y se les tiene en el recuerdo, como miembros de nuestra familia que son.

Desde aquí quiero mandarte mi más sentido pésame y enviarte ánimos para superar estos duros momentos. Los animales que han tenido la suerte de encontrar personas compasivas como tú son realmente afortunados. Hemos de sentirnos agradecidos de que cada vez seamos más los que hacemos un hueco en nuestras vidas a animales que lo necesitan.