Sombreros de colores

¿Cuál es el impacto de la crisis económica en la salud de la población española?

Hablar de crisis económica es hablar de desempleo y del empobrecimiento de las familias. Y esto es una realidad en España en los últimos años.

Y la pregunta que nos viene a la cabeza es: ¿está afectando la crisis económica a la salud de los/as españoles/as y especialmente sobre ciertos grupos específicos (niños, ancianos, etc.)? Parece evidente una respuesta afirmativa. Pero las siguientes preguntas serían: ¿cómo?, de qué forma?,....

Todos los estudios coinciden en una cosa: los efectos de las crisis dependen en gran medida de las políticas de protección social, de la red de seguridad, del estado del bienestar y también, de las redes sociales y familiares.

Las crisis empobrecen a muchas familias y cuando éste rebasa cierto umbral crítico, empieza a afectar a la salud. Una de las consecuencias inmediatas es el cambio de pautas de alimentación, que puede llevar, paradójicamente, a la obesidad. En el primer semestre de 2008, aumentó el consumo de bollería en las familias, y se redujo el de frutas frescas y pescado fresco, según datos del Panel de Consumo Alimentario. Y según informes de ONGs, en estos años se han multiplicado las peticiones de ayuda económica para alimentos (y también la petición de medicamentos gratuitos). La pobreza y la falta de educación son causas de la obesidad, y la calidad de la dieta está muy relacionada con el nivel socioeconómico.

Los niños, junto con los ancianos, son los grupos más vulnerables, y las consecuencias de las privaciones en la infancia se harán notar a lo largo de toda la vida. La pobreza se transmite entre generaciones, y la mala salud desempeña un papel importante en esa transmisión. Los niños de las familias pobres adquieren más enfermedades crónicas. La baja renta de los padres empeora la salud de sus hijos y condiciona su salud y renta futuras. Los estudios que han hecho seguimiento de poblaciones a lo largo de más de 40 años así lo afirman: la mala salud en la infancia condiciona la salud y el estatus socioeconómico en la edad adulta. Así pues, es esencial que las políticas preserven de la pobreza a las familias con niños en tiempos de crisis, cuando el riesgo de empobrecimiento es máximo.

Algunas situaciones más para el análisis:

-          En México, la crisis de 1996 hizo aumentar la mortalidad de los niños y de los mayores de 60 años.

-          La crisis de 1997 del Sudeste Asiático tuvo consecuencias trágicas para la salud de los grupos vulnerables, particularmente de los niños y de los más pobres.

-          Finlandia sufrió una severa recesión entre 1990 y 1994, con un aumento del desempleo del 2 al 18%, que sin embargo no tuvo efectos adversos sobre la salud, más bien al contrario, pues durante la crisis disminuyó el consumo de alcohol, con efectos positivos sobre la mortalidad; disminuyeron los suicidios. Las prestaciones del estado del bienestar en Finlandia amortiguaron los efectos de la crisis.

-          La Gran Depresión en Estados Unidos que generó que el producto interior bruto y el consumo per cápita cayera en picado y que el desempleo industrial subiera hasta el 26,1%, tuvo efectos sobre la salud de la población. La tasa de suicidios de hombres blancos aumentó, la salud de los desempleados fue empeorando a lo largo de la recesión, hubo una mayor mortalidad en las familias, así como una mayor incidencia de enfermedades en las familias que experimentaron descensos en sus ingresos.

-          ¿Y en España?. Según un estudio publicado recientemente, los que valoran que ha empeorado su salud (casi 1 de cada 4 personas) doblan a los que la han visto mejorada. Los problemas de estrés, ansiedad y nervios ocupan un lugar destacado entre los principales motivos de este empeoramiento de la salud. El 44 por ciento de la población sufre más estrés y tensión que hace dos años debido a la crisis económica. Los españoles dormimos hoy peor que hace dos años. El 28 por ciento manifiesta que su calidad de vida ha empeorado, sobre todo, debido a que los ingresos son menores o a que su salud se ha visto deteriorada. Y expertos en salud mental destacan que las visitas a sus servicios han aumentado entorno a un 15 por ciento debido a los problemas generados por la crisis económica

La conexión causal entre educación y salud es bidireccional y los beneficios de la educación sobre la salud constituyen uno de los denominados beneficios no monetarios de la educación. Los niños que gozan de buena salud tienen mejor rendimiento escolar y de adultos serán, por ello, más sanos. Si como efecto de la crisis se pierden escolares, y años de escolarización, se acabará pagando, a la larga, con salud. La obligatoriedad de la educación hasta cierta edad en las legislaciones europeas ha tenido efectos beneficiosos sobre la salud. Por tanto, el sector público tiene un papel fundamental en las crisis. Un efecto indirecto de las crisis es que la salud pierde prioridad para los gobiernos y visibilidad para las poblaciones. Se reducen los presupuestos de salud y de asistencia sanitaria.

La extensión de las políticas sociales universales dirigidas a los grupos más vulnerables se asocia a una mejor salud global. La vertebración social y el capital social tienen un efecto protector de la salud durante las crisis

Como conclusión: Nunca las políticas sociales (salud, educación,...) son tan esenciales como durante las crisis económicas.

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