Sombreros de colores

Crisis Económica y el papel de los salubristas: ¿Nos estarán entreteniendo?

Nuestrso amigos y salubristas, Luís Andrés López Fernández y Nacho Martínez Millán, profesores de la Escuela Andaluza de Salud Pública han escrito un artículo en el British Medical Journal que creemos que es necesario compartir con nuestros lectores.

ASÍ DICE

Hace ya un año escribimos un artículo de opinión publicado en uno de los principales diarios de nuestro país que titulamos "Crisis económica y salud ¿A quien le importan los datos?" (1) La tesis que manteníamos en el mismo era que los recortes que se estaban produciendo en nuestro sistema nacional de salud – acosado y deteriorado por las medidas aplicadas en la actualidad- respondían a la aplicación de una ideología e intereses concretos, ajenos por completo a lo que la evidencia sustenta y desconsiderando a los efectos negativos que para la salud poblacional dichas medidas suponen.

Desde el inicio de la crisis se han desarrollado múltiples estudios y líneas de investigación con el objetivo de poner en evidencia los efectos negativos para la salud que están suponiendo las medidas de restricción de derechos y "ahorro" a las que se está sometiendo nuestro precario (en términos relativos para países de nivel de renta equivalente) sistema de protección social y específicamente de atención a la salud.

Simultáneamente desde distintos foros se insta al mundo de la salud pública a que refuerce la evidencia sobre los efectos negativos que para la salud de las personas y las comunidades afectadas está suponiendo la crisis económica y las medidas impuestas a su "amor", y se utilice esta evidencia como fuerza de argumentación para enfrentar el discurso político  y económico dominante.

Creemos que existe ya una fuerte evidencia de que los

1) sistemas de salud universales,

2) CON financiación pública alta, que atienden a todos y a todas,

3)  que tienen una atención primaria como puerta de entrada (que las personas tienen asignado un médico de cabecera al que consultan para entrar en el sistema),

4) QUE no tienen costes para los pacientes en el momento del uso (o son costes pequeños), y

5) que son atendidos por profesionales bien formados; esto es, sistemas como lo era el español hasta hace un año, son apreciados por los usuarios y tienen buenos resultados en términos de salud. Esta información ya la tenemos. (2-4)

Sabemos que contar con la posibilidad de ser asistido en caso de enfermedad por un sistema de salud de calidad y accesible, o confiar en que los riesgos previsibles para la salud están siendo considerados y abordados por los poderes públicos, son valores dominantes en nuestras sociedades.

Pero también sabemos que la salud, a pesar de ser unos de los bienes más preciados por todos, no es el único prisma desde el que mirar la realidad y que existen otros marcos de referencia a considerar, centrados en valores socialmente dominantes en nuestros países y que han hecho posible a lo largo del tiempo la construcción de una Europa preocupada por dotar a sus pobladores de derechos sociales básicos.

Y es desde ese prisma desde el que consideramos que dejar de prestar atención sanitaria a un inmigrante en situación irregular con un cuadro infectocontagioso  no es sólo inadecuado por incrementar el riesgo de transmisión del proceso en la comunidad – puede pasar o no-, lo es por ser inmoral y vulnerar el sentir humanitario colectivo de nuestras sociedades y el derecho básico de la persona enferma; y estos efectos no son riesgos potenciales, son hechos. Trabajar con las personas excluídas no es relevante por estar demostrado que disminuya la conflictividad social y los riesgos para la salud colectiva, lo es por intentar dar respuesta a las necesidades de cada una de las personas que se encuentran en esa situación.

Creemos que hay que abrir la perspectiva a la hora de considerar cual es la información relevante que tenemos que manejar para apoyar y sostener nuestros sistemas públicos. Trabajar la evidencia debe incorporar el como enfrentar la evidencia de que los deseos y valores colectivos son violentados por los decisores políticos democráticos basándose, formalmente, en un marco de análisis centrado en una determinada corriente de la racionalidad económica, en la que ¿A quien les importan otros datos?

Ajenos a las teorías conspirativas como clave para la explicación de las corrientes dominantes puede que en el mundo de la salud pública sean nuestros propios paradigmas los que nos puedan estar "entreteniendo" descentrando el foco de nuestra capacidad de influencia. Junto a aportar datos que refuercen evidencias conocidas, quizás debiéramos participar más activamente en el entramado de movimientos sociales que están luchando por que los valores de justicia, equidad, y mayor control social de las decisiones políticas se abra camino.

Los valores sociales mayoritarios, los deseos y los temores de los europeos, las formas de articular las luchas políticas entre actores ciudadanos y profesionales, es la información que necesitamos con más urgencia en el marco de esta crisis. (5-6)

(1)   J.I. Martinez Millan; L. A. Lopez Fernandez "Recortes y datos del sistema sanitario" El País  Andalucía 17 de abril 2012. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/04/17/andalucia/1334674234_508628.html

(2)   Starfield, B. Primary care: an increasingly important contributor to effectiveness, equity, and efficiency of health services. SESPAS report 2012. Gac. Sanit. Volume 26, Supplement 1, March 2012, Pages 20–26

(3)   World Health Organization. Research for universal health coverage. World health report 2013. http://www.who.int/whr/2013/report/en/index.html

(4)   Rodrigo Moreno-Serra, Peter C Smith "Does progress towards universal health coverage improve population health?" Universal Health Coverage 1 Lancet 2012; 380: 917–23

(5)   John R Ashton "We need a citizen’s coalition to save the NHS". The Lancet, Volume 382, Issue 9886, Pages 17 - 18, 6 July 2013

(6)   McKee M.; Stuckler D. "The assault on universalism: how to destroy the welfare state" BMJ 2011;343. Published 20 December 2011

 

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