Sombreros de colores

Tiempo (de salud y equidad) entre costuras (por recortes y copagos)

La salud está fuertemente influida por cómo viven, trabajan, comen, duermen o disfrutan de su ocio las personas. Luís Andrés López, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública decía hace poco: "Queremos reforzar esa idea de que la salud no se crea y se destruye en los hospitales o en la consulta del médico sino que se crea y se destruye donde vivimos, jugamos y trabajamos, en todos los espacios de la vida cotidiana".

La salud no sólo depende de los factores genéticos y biológicos y de las intervenciones sanitarias; está fuertemente influida por el entorno de las personas, por cómo viven, trabajan, comen, duermen, se relacionan, se mueven o disfrutan de su ocio.

Hay que promover políticas que trasciendan las estrictamente sanitarias y poner el énfasis en iniciativas bajo el marco de Salud en todas las políticas, avanzando en la actuación sobre los determinantes de la salud presentes en ámbitos no sanitarios (educación, vivienda, fiscalidad, mercado de trabajo, medioambiente, políticas de movilidad y de inmigración, entre otras). La salud es uno de los pilares donde se apoya el bienestar de los individuos y las sociedades.

‘Salud en todas las Políticas' significa "implicar a todas las políticas en esa perspectiva es un reto difícil, pero realmente, distintas administraciones que trabajan en sectores como urbanismo, movilidad, política municipal, ya tienen en cuenta aspectos de salud". Y es que las políticas de salud tienen sentido real cuando los ciudadanos con el apoyo de los servicios las ponen y practican en esa realidad llamada, vida diaria.

Y además, hay que trabajar en disminuir las desigualdades existentes, y que con la crisis se están incrementando, ya que España es el país de la Unión Europea donde más han aumentado las diferencias de renta entre los ciudadanos desde que se inició la crisis. En 2007 el 20% de ciudadanos más ricos tenía 5,5 veces más ingresos que el 20% de ciudadanos más pobres. En 2012, las desigualdades entre la población española han aumentado, ya que en este año el 20% de ciudadanos más ricos multiplican por 7,2 sus ingresos respecto de las rentas que perciben el 20% de los españoles más pobres.

desigualdades eurostat

Y mientras tanto no trabajamos estos aspectos de forma importante, las palabras que resuenan en el sistema sanitario español son: Recortes, cierres, privatizaciones, cooperación público-privada, copagos, negaciónde servicios, desfuncionarización, medicamentazos...... Y peor es la deriva desconocida para la atención a la dependencia.

La sanidad es el servicio público más utilizado y valorado por los ciudadanos y el que consideran que más justifica los impuestos que pagan. Y el Sistema Nacional de Salud está siendo uno de los estabilizadores sociales clave en España para que la crisis económica no derive en una crisis social de gran magnitud. El que los ciudadanos tuvieran acceso, hasta hace poco tiempo, prácticamente universal a la sanidad pública es un logro y un derecho, pero además es un elemento de desarrollo, progreso, crecimiento, cohesión social y de protección de la salud que está mostrando todo su valor en los momentos más duros de esta larga crisis.

AES

 Y es que como dice el documento de recomendaciones de la Asociación de Economistas de la SaludNECESITAMOS MÁS Y MEJOR SALUD PÚBLICA.  El limitado desarrollo y la desvinculación con los servicios de salud de la Salud Pública en España contrastan con la eclosión de un mercado comercial y profesional que plantea promover la salud con productos y servicios de eficacia no demostrada, y prevenir la enfermedad a través de intervenciones de efectividad dudosa, altos costes y problemas de efectos adversos. Mientras tanto, las políticas colectivas de reducción de riesgos (ambientales, laborales, escolares, viales, nutricionales, de hábitos personales, etc.) se desatienden o abandonan, lo cual crea emergentes de morbimortalidad que en un futuro próximo generarán grandes necesidades de atención y cuidados. Por tanto, es necesario desarrollar de forma proactiva y colaborativa la Ley General de Salud Pública, reforzando sus estructuras, revisando profundamente sus programas y activando su papel de intervención en políticas públicas de salud, no sólo en sanidad sino en todos
los sectores.

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