El grito en el suelo

Pareados deslenguados

Naide al jondo le pone uñas y dientes
desde que se calló Enrique Morente.

Manda huevos la flema de Valdano
templando a suevos, vándalos y alanos.

El café para todos sabe a viejo,
dice Bono mirándose al espejo.

Entre Oviedo y Gijón menudo atasco
ligero de principios y de Cascos.

En Tucson (Arizona) fray Obama
hace honor, yes we can, a su programa.

Merkel le pone puntos a las íes
en forma de coturnos Sarkozíes.

La bella Ruby rompecorazones
le toca al Cavaliere los cojones.

Después de Irlanda y Grecia al Portugal
de Sócrates lo arrolla un vendaval.

En Atapuerca el piso está embargado
por los profetas del hipermercado.

Por lo menos en Túnez, qué alegría,
la gente estrena calle y osadía.

Y en Argel y en El Cairo, por las bravas

le rompen al tirano la chilaba.

¿Lo peor? Que, al calor de quien se inmola,
haga un máster en fatwa otro Ayatollah.

Jorge Javier arrasa en Telecinco,
sálvame o por el culo te la jinco.

Gran Hermano en lugar de Gabilondo,
el infraplasma está tocando fondo.

Cenar en Lucio huevos estrellados
sin prender el habano es un pecado.

En la Cope un rijoso tontolhaba
le llama tenebroso a Rubalcaba.

Cómo goza el Tea Party aserejé
diciéndole Pepiño a don José.

Cristina Alberdi, Pablo Castellano,
qué crudo ir de converso entre villanos.

El marrón que se come Zapatero
a Rajoy le calienta el burladero.

Por no hablar de felipes y de aznares
vendiendo batallitas por los bares.

Qué guapo el impostor, qué listo el trepa,
dan ganas de gritar ¡Viva la Pepa!

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