El grito en el suelo

Asuntos internos (I)

La ira es un capote que da para ir tirando,
las cosas como son no son como debieran,
no es la primera noche que acabo vomitando
bilis en la escalera.

Y sin embargo quiero mi luego y tu mañana,
trampantojo de herida mendaz e inoportuna
y ver de atardecida quemarse en mi ventana
los ojos de la luna.

Poniéndome hasta el culo negrita sobre blanco,
prendiendo una chinita que huele a yerba luisa,
si les insulta el humo que cierren los estancos,
que fusilen la risa.

Porque las emociones se ajan y envejecen
y el destino baraja picas y corazones

y clones de otros clones los niñatos parecen
muertos de vacaciones.

Queda apenas el alma de la palabra escrita,
renglones con borrones de tinta hospitalaria,
con Borges y un tequila de más ¿quién necesita
caricias mercenarias?

Los bienaventurados bien crudo nos lo ponen:
Belcebú no es Darth Vader ni Mortadelo Rambo
ni un servidor Costello ni los hijos del Kronen
los príncipes del mambo.

La dieta de mis días no incluye sopa boba,
maldito purgatorio que abrasa en pleno invierno,
ya ni siquiera vienen a mancillar mi alcoba
los de asuntos internos.

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