El grito en el suelo

Pinchos morunos Dos sonetos

1.
Que pongan sus perillas en remojo
los tiranos que ven a su vecino
en manos del barbero del destino.
La vida es un torrente y un despojo

y el islam tantas veces un rastrojo
pero también Boabdil y Saladino
y las mil y una noches y el zaíno
del iris de la niña de mis ojos.

Llenaron de alminares nuestro idioma,
hoy limpian los bazares de carcoma,
deshojando la ambigua margarita.

La chusma se hace pueblo al cielo raso,
que recen los sultanes por si acaso
les levantan su Alhambra y su mezquita.

2.
Revuelta anda en Bahrein la rebotica
y en Yemen y en Irán y en suelo libio,
los niños ya no quieren ser anfibios
ni las niñas huríes de Buteflika.

De aquellas tribus vienen estas hordas,
de aquellas satrapías estas rabias,
porque, antes o después, el alma sabia
de la plebe se inflama y se desborda.

Cuando el Oriente Medio es una olla
podrida que se ceba con metralla,
que Mahoma nos pille confesados.

Y Occidente chupándoles la polla
a los jeques que pierden la batalla,
mirando

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