Entre leones

El que la lleva, la entiende

Que Podemos va en serio, de eso no cabe ningún género de duda. Tan en serio va que se ha planteado ya acelerar su plan político antes de que el nuevo líder de los socialistas, Pedro Sánchez, saque al PSOE de la travesía del desierto. Y el objetivo no es otro que tocar pelo, llegar al Gobierno, con un discurso de excepción ante una mayoría de ciudadanos que está harta de milongas y espera soluciones de verdad tras tantos años de crisis, padecimientos y brotes verdes. Por mucho que se rasguen las vestiduras los que creen que España es su cortijo particular, no es ningún disparate que Podemos alcance las costas enemigas.

Pero después del triunfo que logró en las pasadas elecciones europeas, el partido de Pablo Iglesias sigue principalmente en el centro de las escenas políticas por las furibundas críticas que ha recibido procedentes del PP y el PSOE. El altavoz mediático de la ‘gran coalición’ ha sido tan sumamente descarado y parcial en sus denuncias que sólo han logrado fortalecerlo y lo que te rondaré morena si continúa empeñado en demostrar que Pablo Iglesias mató a Manolete.

Si Podemos parece dispuesto a acelerar el paso, el PSOE no debería andarle a la zaga. De entrada, Sánchez Castejón ha cambiado el sentido del voto de los europarlamentarios socialistas españoles en la ratificación de Jean-Claude Juncker en el Parlamento Europeo. La ruptura del acuerdo entre populares y socialistas europeos no ha sentado nada bien ni entre los españoles –Ramón Jáuregui resultó muy explícito- ni entre sus socios europeos. Es de suponer que el nuevo líder de los socialistas pagará tarde o temprano el vino que se bebió cuando cruce los Pirineos.

Pero no le cabía otra. La mayoría de la militancia socialista, que le avaló de forma clara en las pasadas primarias, no hubiera entendido el apoyo del PSOE a Juncker, uno de los principales artífices del austericidio que sigue golpeando sin compasión a los países del sur de Europa durante esta crisis interminable.

Tampoco creo que a la militancia socialista –nueva unidad de medida en el PSOE tras decaer las baronías- le haga mucha gracia esta germanización de la UE que supone la llegada de Juncker a la presidencia de la CE, cuando habíamos quedado en que esto iba de europeizar a Alemania. O eso era lo que pretendían Helmut Kohl y Felipe González.

Además está la imperiosa necesidad que tiene el PSOE de fortificar su flanco izquierdo, debilitado por un ZP que en los últimos años de su segundo mandato mostró la incapacidad manifiesta de los socialistas para reconocer y afrontar la crisis. Rubalcaba le dio la puntilla cuando se apuntó a la gran coalición, tan del gusto de las empresas del Ibex 35 y de la vieja guardia socialista, y dejó que el PSOE cayera y cayera hasta convertirse en un espectro, en apenas un futuro apéndice del PP.

Por todo eso, que no es poco, creo que Sánchez Castejón ha acertado de pleno en la primera gran decisión que ha tomado. Puede que en la alta política, esa que ha estado a salvo de la crisis y que gusta tanto de las cuestiones de Estado, no haya gustado, pero en sus bases, sí. A ellas les ha demostrado que, de entrada, es un líder fiable, que Podemos lo va a tener más difícil de lo previsto en tiempos de Rubalcaba.

Ahora le toca rematar este buen arranque configurando una nueva dirección renovada y competente. Para ello, no debe desechar ningún mimbre, sea o no de su cuerda. Madina se lo ha puesto fácil al autodescartase (después de la guerra sucia de los últimos días de las primarias, lo mejor era que se centrara en sus electores de Vizcaya), y reclamar en su mensaje de bajada de persianas que las primarias a la presidencia del Gobierno se celebren en noviembre. ¿Por qué no en septiembre para que Pedro Sánchez se ponga cuanto antes el doble sombrero?

Y Pérez Tapias resulta imprescindible tras haber logrado el 15% de los apoyos y demostrar que hay otra forma más socialista de perder.

En definitiva, Pedro Sánchez tiene la obligación de defender la autonomía que le ha otorgado la militancia en las primarias para recuperar la unidad y la credibilidad, que se puede traducir en un 51% de leales hasta el tuétano en la nueva Ejecutiva. Pero no puede olvidar que la gran base de su éxito electoral se sustenta en el apoyo que le han dado los militantes del PSOE-A y la propia Susana Díaz. En fin, el que la lleva, la entiende.

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