Entre leones

Deprisa, muy deprisa

Podemos ya se deja ver en la política andaluza. La última encuesta del Estudio General de Opinión Pública Andaluza (Egopa) lo sitúa, con el 6,25% de los votos, como cuarta fuerza política, justo por detrás de IULV-CA y por delante de UPyD. Además, arroja un empate técnico entre el PSOE y el PP.

Con respecto al sondeo de invierno de esta misma entidad de opinión pública, el PSOE se estanca y apenas gana algo menos de dos décimas, mientras el PP sube algo más de cinco puntos. Por su parte, IULV-CA pierde 5,5 puntos y UPyD , 2,4 puntos. Es decir, la recuperación de los populares procede principalmente de unos votantes desencantados que ahora han vuelto a reengancharse tras los últimos resultados macroeconómicos y algo de trasvase del partido de Rosa Díaz, y la irrupción de Podemos se produce a costa IULV-CA y UPyD, que ven recortadas de sopetón sus buenas expectativas. En este escenario, el PSOE aguanta a duras penas, pero el efecto Susana Díaz se debilita demasiado pronto.

Todo esto metido en una coctelera produce un escenario de adelanto electoral, fruto de una ruptura pactada y civilizada entre socialistas e izquierdistas a la vuelta de las vacaciones. Tanto al PSOE como a IULV-CA les interesa moverse deprisa, muy deprisa antes de que Podemos elija a su candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía y organice su ejército de Pacho Villa, y antes de que el PP rentabilice una eventual recuperación económica de forma más clara.

Ahora mismo, la coalición que gobierna Andalucía todavía parte con la ventaja de que sus candidatos en los próximos comicios, Susana Díaz y Antonio Maíllo, son los más valorados por los andaluces, con 5,4 y 4,1, respectivamente. Por el contrario, el cabeza de cartel del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla, recibe una pobre puntuación, 3,62.

Pero todo esto puede cambiar radicalmente en poco tiempo si se mantiene la actual tendencia. La última encuesta de Centro de Investigaciones Sociológica (CIS) hecha pública el pasado lunes, que sitúa a Podemos como tercera fuerza política  en España, ya la confirma sobradamente.

Así las cosas, si Podemos continúa con su crecimiento hasta situarse en Andalucía como tercera fuerza política por delante de IULV-CA , y el PP supera al PSOE, como ya ocurriera en las últimas elecciones autonómicas, aunque sea por un puñado de votos, Moreno Bonilla podría gobernar en minoría en Andalucía.

Como es sabido, el partido de Iglesias lleva escrito a fuego en su ADN que no pactará, bajo ninguna circunstancia, ni con socialistas ni populares. Ellos hicieron suyo aquel eslogan del 15-M: "PSOE-PP, la misma mierda es". Y no parece que vayan a moverse de esa posición fácilmente. Están en su derecho.

El algoritmo de Julio César "divide et vinces" (divide y vencerás) le saldría bien en esta ocasión al PP, que podría gobernar Andalucía por fin gracias a la fragmentación del voto de la izquierda. Gobernaría a lo Monago, pero lo importante es que tocaría pelo tras 30 años largos de travesía en el desierto. Y, sobre todo, desbancaría al PSOE, que en los últimos comicios salvó los muebles y que se ha recompuesto con Susana Díaz mucho mejor de lo esperado tras el interminable escándalo de los ERE y los cursos de formación.

Pero el recorrido de Podemos puede provocar mucho más que la división del voto de la izquierda. Si despierta a una parte importante que habita en el 30% de la abstención, que hace tiempo dejó de votar harta de los engaños y corruptelas de la clase política, irrumpirá  como un elefante en una cacharrería y llegará hasta las propias playas del sistema. En este caso, el PP, que tiene en Rajoy al líder político peor valorado según el CIS, también saldría perdiendo por mucho que crea que lo tiene todo atado, muy bien atado, al encontrarse con un mapa político muy inestable que precedería a una España ingobernable.

En fin, el unipartidismo de la derecha y el polipartidismo de la izquierda que se avecinan tendrán como primera prueba de fuego las próximas elecciones municipales –menos en las autonómicas-. En el ambiente, por mucho que las quinielas apunten a ese escenario posbipartidista, se palpa un monumental voto de castigo a la clase política, un voto de castigo a diestro y siniestro, un voto de castigo que capitalizará Podemos y que alcanzará a todas las fuerzas políticas. Quizá sea malo para España esta revolución  electoral a las puertas o quizá sea la mejor forma de poner punto y final a una España en la que los españoles pintan más bien poco.

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