Entre leones

Pies de chiringuito

Abrumado por una crisis económica que no supo identificar, ZP pronosticó en el Congreso de los Diputados que hasta que no se recuperara la construcción inmobiliaria no se volvería a crear empleo como en los años de hipoteca para piso, coche y vacaciones en el Caribe. Y lo que te rondaré morena.

El entonces diputado extremeño Francisco Fernández Marugán, que sabía mucho más de economía que su presidente –tampoco era tan difícil-, atinó algo más y vaticinó que sólo cuando nuestros principales clientes turísticos mejoraran su economía, España podría sentir en sus propias carnes signos de recuperación.

Así, en cuanto el Reino Unido, Alemania, Francia, Países nórdicos, Italia y Holanda, que concentran el 70% de los 60 millones de turistas que visitaron nuestro país en 2013, pudieron respirar algo, la industria de sol y playa española creció el 0,6%, y se prevé que un subidón del 1,8% para 2014. Este sector ha aportado 2.700 millones de euros al PIB nacional en los dos últimos años.

Estos brotes verdes, que según Rajoy ya tienen incluso raíces, nos sitúan de nuevo frente a un nuevo ‘boom’ turístico, que la propaganda oficial pepera elevará a ‘milagro’ turístico en el momento en que le toquen las palmas en algún que otro foro internacional.

La verdad es que ya estamos en visitas extranjeras en tercera posición mundial, por detrás de EEUU y Francia pero por delante de China, que ha sido nuestra bestia negra desde los tiempos en los que ZP proclamó ante toda la bancada socialista que la economía española jugaba en la Champions League.

Menos mal que cuando el leonés se empeñó en subrayar que sólo China nos superaba en crecimiento, empleo y otras cifras macroeconómicas, Alfonso Guerra se dio cuenta de que la culpa de que el PP le pisara entonces los talones al PSOE en las encuestas la tenía, sin ningún género de dudas, China. Esta visión de la jugada se la trasladó al entonces diputado socialista por Cádiz Rafael Román, que la recoge con fina ironía en sus memorias ‘Crónica de una generación’.

Pero hecho este jugoso paréntesis, no es menos cierto que el atractivo turístico español reside en una bajada bestial de salarios y la congelación de precios, que nos ha convertido de nuevo en un destino bueno, bonito y barato a costa del empobrecimiento de trabajadores y pequeños propietarios.

Somos más competitivos, que dirían los teóricos del Carnaval que pueblan la economía española, pero a costa de un tajo salarial que ronda el 30% y de servicios más baratos.  Y las propinas no dan para milagros por mucha generosidad que derrochen los ex camaradas soviéticos.

Así las cosas, llegar a fin de mes para muchas familias refugiadas en este sector es mucho más que una heroicidad. Para colmo, como se ha visto en los datos del paro de agosto, la temporalidad le pone la guinda a este gigante turístico con los pies de arena y piel de bronceador.

Pero el Gobierno está encantado  de conocerse y saca pecho de lata con el excelente comportamiento turístico español, que alguno acabará vinculando a la broma de la Marca España. ¡Menuda burbuja se están fabricando entre unos y otros!

Tan convencido está el Ejecutivo del PP de su éxito internacional que no sería extraño que el Ministerio de Industria, Energía y Turismo pasara a llamarse Ministerio de Turismo a secas por medio de un decreto-ley medio clandestino que tanto gusta en casa Rajoy.

Dado que el sector energético está embarcado en prospecciones petrolíferas y en frackings a ninguna parte y que el industrial la única maquinaria pesada que exporta son los cerebros de nuestros jóvenes, pues habrá que centrarse en fortalecer la musculatura del turismo patrio.

Ya me imagino al tal Soria, vestido con pajarita y mandil, presentando una campaña del Gobierno de España para que nuestros jóvenes más preparados se alisten como aprendices de cuatro perras gordas al ejército de maîtres, jefes de sección, camareros, sommeliers, cocineros, reposteros, aparcacoches especializados en restaurantes, hoteles y tascas finas, guías turísticos y vigilantes de playas y tumbonas . Un PPO turístico de los de antes en toda regla para que construir una España de futuro que regresa al pasado, una España con los pies de chiringuito. Y nos adoctrinarán con una nueva temporada de Masterchef para que aprendamos a hacer los huevos fritos con papas con un toque de I+D+i.

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