Entre leones

Se buscan excusas

El viaje a los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf del vicepresidente del Gobierno andaluz, Diego Valderas, y la convocatoria por parte de IU de una asamblea en junio para evaluar la gestión del Ejecutivo andaluz, no parecen buenas excusas para que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, adelante los comicios andaluces a marzo.

La primera de ellas tiene poca chicha. Aunque comercial y estratégicamente pueda errar por la importancia que Marruecos tiene para Andalucía, España y la UE, Valderas está legitimado política e institucionalmente para visitar los campamentos saharauis de Argelia cómo y cuándo quiera.

Esta legitimidad parte del apoyo incondicional que IU ha dado de siempre a esta causa, recogido en su programa electoral sin que mediara ocultación alguna, y de las inversiones que la Junta ha realizado en ellos; es de suponer que con el apoyo de la pata gorda de la coalición, el PSOE.

En cuanto a la asamblea, tampoco debería extrañarle a Díaz que IU pida a sus bases que examinen la gestión del Gobierno andaluz. La democracia en nuestro país transcurre por esos senderos. Solo el PP no se ha enterado muy bien de lo que está pasando en la calle. Debe ser una especie de alergia ideológica al asfalto.

En este sentido, quizá, una vez que las primarias para elegir dirigentes y candidatos parecen consolidadas, no estaría nada mal que el PSOE preguntara también a sus bases por la gestión del Gobierno andaluz. Sin duda, sería un salto cualitativo en calidad democrática dentro de la organización socialista.

En cualquier caso, esta excusa tiene más enjundia, pero no justifica tampoco el adelanto electoral que se está mascando.

Sin entrar a analizar en profundidad la gestión de la actual administración –ya habrá otra ocasión-, sí me parece que la tasa de paro que viene sufriendo Andalucía, diez puntos por encima de la media nacional en el mejor de los casos, certifica el fracaso del Gobierno andaluz y justifica el adelanto electoral.

Ahí está la excusa más potable para que PSOE y IU pongan fin a la coalición. La verdad es que no se me ocurre otra mejor.

Roto el matrimonio de conveniencia, el adelanto de las elecciones a marzo sería posible.

Pero a mí me da que no, y más tras pactar Mas con Junqueras un adelanto electoral en Cataluña para septiembre. El miedo a ser el primero en estrellarse frente a Podemos debe resultar insuperable hasta para la lideresa andaluza. Y mira que, con el adelanto, estaría en disposición de ser la candidata socialista a la presidencia del Gobierno andaluz en marzo, y disputarle posteriormente a Pedro Sánchez la candidatura socialista a la presidencia del Gobierno de España tras dejar a la Montero como heredera.

Eso sí, para que la jugada le saliera redonda, Díaz tendría que ganar, al menos por la cabeza, las elecciones andaluzas. Y no sé yo si Podemos va a estar tan desorganizado como se prevé, y no sé tampoco si Ciudadanos no llegará a tiempo. ¡Cuidadín, cuidadín con el partido de Rivera! Y que nadie descarte que IU pudiera rentabilizar más de lo previsto lo poco o mucho de izquierdas que ha arrojado el Gobierno andaluz.

En este escenario, lo que sí parece claro es que el PP, que podría gobernar si fuera la fuerza más votada –ya lo fue en las últimas- y si Podemos, IU y el resto se abstuvieran en la investidura, no desaprovecharía la ocasión de colocarle a Díaz el cartel de ‘candidata transitoria o interina’ del PSOE andaluz.

Aunque cabe la posibilidad de que los populares se movieran también en Andalucía en clave de gran coalición y se mostraran incluso amables y colaboradores, más o menos como lo está siendo Rajoy con Susana. En fin, el abrazo del oso de toda la vida de Dios a través de elogios vanos con poca repercusión presupuestaria.

La izquierda tampoco se cortaría un pelo con todo esto, pero seguramente preferiría destacar el tufo a candidata del Ibex 35 que le otorgan a Díaz. O golpearía sobre el dulce aroma de mujer de Estado que aseguran que desprende, presta para enjaretar la gran coalición con el PP que salvará a España y a los españoles del coleta y compañía, que quieren hasta dejar a Sevilla sin Semana Santa. Bueno, ahora un costalero de Podemos ha dicho que nanai de la China.

No, demasiados riesgos para Susana, incluso si el PSOE estuviera bordeando la mayoría absoluta como apuntan. Sobre todo cuando liquidar a Pedro Sánchez lo puede arreglar tras los comicios de mayo con un motín a bordo, vía Ejecutiva Federal o Comité Federal, a través de los Chimos y los Tomases, para dejar el PSOE en manos de una gestora. Y con el PP y sus mariachis mediáticos aplaudiendo con las orejas la operación de toda una mujer de Estado, una socialista limpia, como le espetaron el otro día en un programa de televisión.

La idea debe ser dejarlo sin fuelle, como se quedó Máximo, tras una puñalada trapera, en la lucha final con Cómodo en Gladiator. Y que él solito busque las tablas en vez de morir matando como hizo El Hispano en la cinta de Ridley Scott. Un trabajo rápido y limpio. Pero, a lo peor, Sánchez, moribundo y todo, se lo estropea colándose en Andalucía antes del 28-F, abriéndose paso a golpe de agallas, legitimidad y autoridad.

En fin, hasta el 12 de febrero, Susana tiene tiempo. Pero sea lo que sea, que sea por Andalucía, España y la Humanidad, claro. Y por la Semana Santa, la Feria y el Rocío, por supuesto. Y que no falte ni I+D+i.

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