Entre leones

La Legión como solución política

En el sindicalismo, una de las principales reglas de oro consiste en no meter a los trabajadores en un callejón sin salida en caso de conflicto severo. Muchas derrotas del movimiento obrero a lo largo de su historia han sido provocadas por malas decisiones de sus responsables sindicales en la mesa de negociación, por tensar la cuerda más de la cuenta sin calibrar la capacidad de resistencia de su gente.

Con la convocatoria de las elecciones plebiscitarias del próximo 27-S, el president de la Generalitat y líder Convergencia Democrática de Cataluña, Artur Mas, ha actuado como un mal sindicalista y ha puesto al pueblo catalán a los pies de los caballos.

Convencido tras su triunfo en 2010 de que la mayoría del pueblo catalán era claramente partidario de la independencia –en la campaña de las elecciones de 2006 no tenía esa percepción-, Mas se lanzó a una aventura política que puso como primer objetivo la independencia de Cataluña.

Sin embargo, en estos cinco años, la mayoría de los catalanes han estado más preocupados por la crisis económica –paro, pobreza, etc.- que por la deriva soberanista en la que les embarcó su president.

En este sentido, Junts per al sí va a pagar en las urnas la desafección -y el vértigo- que ha generado este intento de tapar con la independencia, saltándose incluso a la torera la propia legalidad vigente, el empobrecimiento que ha sufrido la sociedad catalana bajo los mandatos de Mas.

En definitiva, no ha sabido calibrar la capacidad de resistencia de los suyos, que, en condiciones normales, le pasarán factura en las urnas y le devolverán al escenario de 2006, cuando creía que la sociedad catalana aún no estaba preparada para dar el salto independentista.

Pero supongamos que me equivoco y Junts per al sí logra no solo los 68 escaños que le darían la mayoría absoluta sino que, además, resulta la lista más votada. Pues la verdad es para echarse a temblar.

Ante un Gobierno del PP que no ha sabido o no ha querido buscar una solución política más allá de esgrimir la legalidad y la Constitución a todas horas, es para estar más que preocupados.

La suspensión de la autonomía catalana, que tanto gusta a la extrema derecha, con Xavier García Albiol y la cabra encabezando un destacamento de la Legión, no parece una solución políticamente correcta, ¿no? Buscar un nuevo encaje constitucional para Cataluña y el País Vasco quizás sería una solución menos explosiva, ¿no?

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