Entre leones

Una bendición divina

Alexis Tsipras ha dimitido en Grecia después de gobernar a contramano de lo que predicó -aceptó las durísimas condiciones impuestas por la CE para lograr un tercer rescate- en la campaña que le llevó a ganar las últimas elecciones legislativas al frente de la Coalición Radical de Izquierdas, Syriza.

En términos democráticos, Tsipras no ha defraudado, pero ha destrozado la coalición que le aupó. Unidad Popular, el ala más radical de Syriza, se presentará en solitario a unas nuevas elecciones que parecen inevitables.

Muchos socialistas hubieran preferido que ZP hubiera hecho lo propio antes de verse obligado a protagonizar el 12 de mayo de 2010 en el Congreso de los Diputados el mayor recorte en la historia democrática de España.

Quizás hoy el PSOE no estaría purgando en la oposición y peleando en la calle, con Pedro Sánchez a la cabeza, quitarse el ‘sambenito’ de haber endurecido la crisis con las medidas que aprobó de un día para otro.

Sin embargo, aunque Tsipras ha actuado como un demócrata que respeta por encima de todo la voluntad popular, la sensación de desbarajuste  que ha trasladado -y de un cierto infantilismo político- es clamorosa.

Este quiero pero no puedo del líder de Syriza ha caído a plomo sobre Podemos, que ha visto cómo la dimisión de Tsipras ha provocado una cierta fragmentación interna -el análisis que hizo Teresa Rodríguez no tiene nada que ver con el que formuló Íñigo Errejón- y ha rebajado sustancialmente sus expectativas electorales.

Aunque la tragedia griega debiera empujarle a la gran coalición de izquierdas, con IU, Compromís y otras formaciones menores, de cara a las próximas legislativas por ser lo políticamente más razonable, Podemos se resiste a aceptarla y la limita al ámbito de la colaboración local y regional.

La dimisión de Tsipras, con la división de Syriza, y los titubeos de Podemos en torno a la gran coalición benefician principalmente a Pedro Sánchez, que se ha situado como el principal contrincante de izquierdas del líder del PP a tres meses vista de los comicios.

En la carrera por la Moncloa, que necesitará de foto finish para dilucidar el ganador, el líder del PSOE, que ha favorecido los pactos de izquierdas sin miedos ni complejos tras las municipales y autonómicas, tiene el voto útil de la izquierda al alcance de la mano.

El PP, con esa campaña de ‘asustaviejas’ iniciada ante un posible acuerdo entre el PSOE y Podemos, sólo está logrando fortalecer a Pedro Sánchez en el ámbito de la izquierda. Así las cosas, más que una maldición bíblica estamos ante una bendición divina para el líder de los socialistas.

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